En un nuevo intento para encontrar algo que merezca la pena en John Ford, me topo con esta "Misión de audaces". La presencia de John Wayne y Willian Holden, un comienzo pasable y un argumento sencillo pero que invita a la acción, prometen salvar los muebles de este trabajo. Error. La verdad es que no veo por ningún lado la genialidad de este director. En esta ocasión, prescinde de ese personaje bufonesco interpretado Andy Devine, lo cual agradezco, pero sigue con algunos giros que pretenden ser de comedia pero que no pegan ni con cola. Del mismo modo, aparece la misma historia romántica de siempre, eso sí, con un "extraño" desenlace. Con todo, lo peor de "Misión de audaces" es que a medida que pasan los minutos, se deshilacha. Es que la historia, una vez más, está mal contada.

Entre anécdotas y batallitas, bastante anodinas, llega un momento en el que uno sabe cuál es la misión. Es más, te quedas de piedra cuando dice que ya han cumplido. ¿Cómo? ¿Eso era todo? Afortunadamente, hay algo más, pero bastante cutre para que vamos a decir otra cosa. En la misma línea la película está llena de escenas risibles. Por ejemplo, la peor carga de la historia del cine. Es que van a la carne. Prometo que me he reído hasta llorar. Algún ataque sorpresa incomprensible y la aparición de los cadetes es casi tan surrealista como también que se lleven a la chica... y ya no la suelten para la de tres. Pero si lo ha podido decir a cualquiera de ese pueblo. Encima, un esperpéntico drama médico de por medio. Al final, hay que ver como me reído con esta película.