Ahora bien, ¿quién es Pablito? Es decir, el que le clava el clavo al susodicho. Este es el quid de la película pero lo cierto es que se hace esperar lo suyo. Durante la primeros 40 minutos el largometraje se desarrolla como una comedia romántica al uso al principio para luego dar el paso al melodrama, todo ello de época, pues estamos en la década de 1860, más o menos, aunque lo que es la moda no se ajusta demasiado al periodo, por ejemplo, esos cuellos de camisa en punta. Es en la segunda mitad cuando se agolpa la intriga y el drama de verdad, con un misterio que genera bastante ansiedad durante algunos minutos por más que en realidad se base en un imposible que ni siquiera se molestan en explicar: cómo llega ese trozo de metal a la cabeza de la víctima.

Superproducción del primer franquismo, que cuenta con dos de los actores más de moda en los años 40, Amparo o Amparito (que es como aparece en el cartel) Rivelles, muy guapa ella, y Rafael Durán. Se trata, que aún no lo he dicho, de la adaptación de un relato de Pedro Antonio Alarcón, basado a su vez en hechos reales. Por cierto que este escritor es bueno o al menos, me han gustado varios de sus escritos que he tenido la suerte de leer, lo recomiendo. Éste en concreto no lo conocía pero por lo que sé difiere en aspectos sustanciales de la versión cinematográfica pero encima parece más interesante aún. Aunque ignoro si introduce, y de igual manera, el elemento "clavo". Aunque con algún error, te mete bien en la trama y te deja una estresante recta final.