Así definió Rafael Gil a su película, "Eloísa está debajo de un almendro", y como tal, es bastante precisa. De hecho, de nuevo el cine español se puede medir al del otro lado del charco, especialmente en una época en la que no importaba los presupuestos millonarios y sí el talento. A cero efectos especiales, vía libre a los diálogos y a los argumentos, ambas cosas en las que la presente adaptación de la obra de teatro homónima de Enrique Jardiel Poncela, estrenada en 1940, sobresale. Por un lado, tiene un ritmo alocado, diría incluso que excesivo. Por el otro, una trama llena de misterio. ¿Qué estará pasando en estas dos familias?

De hecho esta mezcla de géneros, intriga, comedia romántica, thriller, comedia negra, surrealismo, terror gótico, creo que le acaba pasando factura. En concreto, me parece que la parte detectivesca es tan sorprendente que se echa de menos que Rafael Gil no se haya centrado en exclusiva en ella para hacer "Rebeca" (1940), pero a la española, título que por otro lado sirve de fuente de inspiración primordial para esta obra. Junto a Rafael Durán, una hermosa y con un estilo de lo más glamuroso, Ampara Rivelles, acompañados ambos por unos cuantos secundarios de peso, sin olvidar el castillo, otro más. A ver quién resuelve el secreto.