Trece años después de que los dos monstruos de la interpretación se vieran las caras por primera vez, en la fenomenal "Heat" (1995), en "El Padrino II" (1974) no compartieron plano, Robert De Niro y Al Pacino, Al Pacino y Robert De Niro vuelven a coincidir en "Asesinato Justo", thriller policial correcto aunque sin florituras, ni una historia novedosa. Un asesino, que parece ser el agente Turk (Robert De Niro), va liquidando a los delincuentes que la policía no puede atrapar o los jueces condenar. El problema llega cuando los propios Turk y Rooster (Al Pacino) sean los que tengan que investigar el caso. Hay algún que otro giro que ves venir pero aún así mantiene el aliciente con una sencilla trama y golpes de humor. La conclusión es que, además de que están todos muy mayores, menos Carla Gugino que está de buen ver, “Asesinato Justo” se queda muy por debajo de aquella de Michael Mann.

De todos modos, Jon Avnet arriesga con una planteamiento que se califica repetidas veces como fascista o fascistoide me temo que con bastante ignorancia de lo que significa este movimiento política. Algunos se creen, por ejemplo, que la violencia por el mero de ser violencia es fascista lo que nos lleva a pensar que la historia está llena de fascistas, porque mira que ha habido guerras y agresiones desde el principio. Pero a lo que iba. Ante la realidad caben tres posturas. La acrítica en la que predomina la idea de que el sistema funciona, entonces no hacemos nada; la crítica, que piensa que no marcha, lo que nos vuelve antisistema, en un sentido amplio; y la pseudocrítica, que deja en paz el sistema y ataja a sus consecuencias, que es la que aparece en la película, por supuesto, gravemente errada. Ahora bien, ¿qué es el sistema? Pues, la democracia liberal capitalista. O sea, la única posible.