Después de este juego de palabras tan malo en honor al temazo de Pet Shop Boys, "Domino Dancing" de 1988, vamos con el "Domino" de Tony Scott, una película que pretende ser molona pero que se queda lejos de su propósito. Es cierto que tiene el sello de su director, que cuando no se pasa de la rosca es bastante bueno, pero aquí lo hace. De todos modos lo peor no es su estilo videoclipero moderno sino que la trama tiene poco interés, peca de infantil y en algunos pasajes es directamente cutre. Sirva por el ejemplo, el baile ¿erótico? de la protagonista, totalmente descabellado en ese contexto.

Dicho esto lo que me repatea es que, con el pretexto de contarme una historia real, me vendan la fábula de mujer libre feminista, que se rebela contra los estereotipos. Cierto, existió Domino Harvey (Keira Knightley), aunque habría que ver sus habilidades como cazarrecompensas, no creo que fueran muchas. Pero la clave es que esta mujer se comportaba como un hombre porque quería ser uno de ellos. En efecto, era una lesbiana radical, se pelo al cero incluso, aunque Scott lo oculte. Aunque por esconder, tampoco sale el consumo de drogas que llevaron a Domino a morir el mismo 2005.

Siguiendo con lo mismo Keira Knightley es una actriz bastante guapa pese a su delgadez y a que nunca la lucen, pero no pega para nada para su personaje. Aquí haría falta una machote y no una frágil damisela como Keira, aunque me la representen pegando puñetazos y poniendo caras de tía chunga. Ésta en la vida real no duraría ni cinco minutos. Queridos, no es creáis la patraña de que como hay igualdad, pues una mujer le puede zurrar a un señor, o que le pueden gustar las pistolas y no las muñecas, salvo que sea lesbiana: el 100% de las jóvenes van a querer ser modelo o animadora antes que matona.