Me la venden como la segunda parte de la descacharrante "Mentiroso compulsivo" (1997) pero ya me hubiera gustado que fuera así. De todos modos es cierto que la trama guarda relación. Donde en la otra debe decir toda la verdad, aquí se obliga a dar el sí por respuesta. Sin embargo, el sentido del humor, ni tampoco el tono es equiparable. "Di que sí" se vuelve plomiza a las primeras de cambio gracias a un guión, basado en la novela de Danny Wallace, escrito a tres bandas pero sin que se sepa a dónde va. Todo muy acomodaticio, sin nada punzante, ni situaciones graciosas, ni nada. Un poco de autoayuda y un romance sin chispa.

Como suele pasar siempre, el que salva un poco este trabajo es Jim Carrey. Que este hombre es divertido por su desparpajo y espontaneidad parece evidente. Otra cosa es que si no le dan situaciones poco puede hacer salvo una serie de muecas. Incluso así, te arranca algunas risas, puede que la mejor escena sea con el celo, pero en todo caso por debajo de lo que nos tiene acostumbrado. El otro que suma algo es Norman (Rhys Darby) no por él en sí, sino porque ver un tipo, todo un director de banco, fan de Harry Potter, con pósters suyos en su despacho y de "Los Gonnies" (1985), tiene su gracia. El resto, muy poca cosa.