Me temo que la historia que se saca de la manga Antoine Fuqua basada en un supuesto Arturo histórico está a muchísima distancia en cuento a interés que las aventuras de los caballeros de la Tabla Redonda, la materia de Bretaña del ciclo Artúrico. Ciertamente el director introduce los elementos y los personajes de las leyendas medievales (Excalibur, la propia mesa, Lancelot, Merlin, Ginebra, etc.) pero todo con una falta de magia, con un tono tan prosaico que lo único que consigue es que pierdan todo interés. De esforzados y corteses caballeros han pasado a oscos y vulgares soldados. Dicho lo cual, esta mediocre versión no tiene ni punto de comparación con la soberbia "Excalibur" (1981) de John Boorman.

En este sentido el esfuerzo, que es ya una constante de desmitificar todo lo relacionado con lo medieval, bien visible en la manía de ponerlo todo tan sucio y tan desarreglado, incluidos los propios actores, incide en la tendencia realista que gobierna el género histórico, especialmente el de capa y espada. Puede que sea más acertado, que vivieran así, pero el cine no deja de ser una ficción y creo que a todos, especialmente a los que sentimos simpatía por esta época, nos gustaría que nos presentaran unos escenarios y unos actores más pulcros.

Todo ello sería secundario si el argumento de "El rey Arturo" tuviera más sustancia, más interés o más brío. Desgraciadamente resulta anodina e irrelevante pese el esfuerzo de Fuqua de dar un trasfondo a los personajes que no cuaja, es más, resulta incomprensible. Lo único evidente es el anticristianismo palpable de la cinta pero el resto de ideas que pretende transmitir no hay quien las entienda. ¿Luchan por Roma? Parece que no. ¿Entonces? Pues, por el honor. ¿Qué honor? No lo sabemos. ¿Se oponen a los sajones? Si. Pues entonces pelean contra ellos. Pues resulta que no, que es por la libertad. ¿Contra Roma? No, pero son malos. Menudo lío. A pesar de todo, lo peor no es la persistente manía de nuestros héroes de "luchar por la libertad" sin plantearse siquiera qué entienden por eso (pero es una causa que debe enardecer a todo progresista o a todo liberal, del mundo mundial, "la libertad") sino las dudas, el dramatismo que se quiere aportar cuando no hay nada que pensar.

Puestos a decir, apenas lucen a la guapa Keira Knightley interpretando, como no, a Ginebra. Hasta hay un momento en la que la disfrazan de pitufa. Ahora, que el personaje tiene miga. Menuda guerrera. Por lo menos Antoine Fuqua se ha dignado ofrecernos la versión censurada de "El Rey Arturo" (SPOILER).