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Voto de Reaccionario:
7
Drama. Intriga En la Inglaterra victoriana, una famosa cantante de ópera es asesinada. Su joven sobrina, que vivía con ella, es enviada a Italia, y el caso queda sin resolver. Allí estudia canto y se casa con el pianista acompañante de su profesor. Tras la luna de miel, la pareja se establece en la antigua casa de la cantante asesinada, donde la joven comienza a oír extraños e inexplicables ruidos mientras la luz de gas baja de intensidad. (FILMAFFINITY) [+]
21 de febrero de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mientras la iba viendo pensaba que si en vez de ser la protagonista una actriz no tan bella como la Bergman o incluso tirando a fea (por ejemplo, Katharine Hepburn) "Luz que agoniza" perdería bastante. Pero con ella en la pantalla, uno no puede dejar de disfrutar tanto de la hermosa Ingrid, que luce un impresionante fondo de armario con unos trajes y vestidos preciosos (¿de la década de 1880? que ya me gustaría a mi que se pusieran de moda otra vez) que realzan aún más su atractivo; como de su personaje de Paula Alquist. Porque el interés que despierta Paula, tan sola y desamparada, tan dulce, inocente y frágil se ve aumentado aún más si cae en las garras del malvado Gregory Anton que la somete del modo más cruel.

La historia en si es sencilla y pese a que te la van destripando poco a poco no te importa porque el interés está en ver el proceso y no tanto descubrir quien es el malo. Además se mantienen otras incógnitas que no se resuelven hasta casi el final. Pero pese a la sencillez, está muy bien contada, lo que confirma que una cinta clásica, de 1944, no tiene porque incurrir en los fallos típicos de otras películas mediocres de aquellos años.

De todos modos "Luz que agoniza" es más que Ingrid y Charles Boyer. Es una película que no te cansas de ver pese a conocer los detalles de la misma. Porque te gusta todo: el ambiente gótico de la casa y la bruma londinense que te recuerda a Jack el Destripador; los secundarios entrañables (una joven Angela Lansbury, el inspector Joseph Cotten, la simpática señorita Bessie Thwaites, la otra criada sorda); el esperado final; la dirección, el juego de luces, el tono expresionista que se alcanza, etc.

Merece apuntar el interesante retrato de lo que hoy en día conocemos como el maltrato psicológico. Gregory es un maltratador y casi desde el principio va sometiendo a Paula por medio de una personalidad autoritaria, arrolladora, dominante pero también, humillándola, minusvalorándola, despreciándola hasta el punto de que Paula queda totalmente anulada. Muy bien contado todo el proceso más de una mujer (y es una desgracia que sea así por lo que supone) se habrá visto reconocida en el personaje de Paula.
Reaccionario
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