Alfred Hitchcock pone fin a su larga y no obstante irregular carrera como director de cine con el que fue su último trabajo, "La trama". Cuatro años más tarde, en 1980, acabaría falleciendo el cineasta inglés. Muchos lo consideran uno de los mayores genios pero como digo me temo que sólo en contadas ocasiones se acerca a este calificativo. Su "Rebeca" (1940) o "Crimen Perfecto" (1954) son excelentes, incluso "La ventana indiscreta" (1954) o "Psicosis" (1960) valen la pena, pero junto a estas tiene cantidad de trabajos vulgares, tremendamente sobrevalorados, como puede ser "El hombre que sabía demasiado" (1934), "Enviado especial" (1940), "Sabotaje" (1942), "La sombra de una duda" (1943), "Recuerda" (1944), "Extraños en un tren" (1951), "Atrapa un ladrón" (1955), o las aclamadas "Vértigo" (1958) o "Con la muerte en los talones" (1959).

La que ahora nos ocupa corresponde a la serie de trabajos menores de su última etapa anglo-americana, que pese a todo, no me parece la peor de su repertorio. En "La trama" dibuja un argumento doble, la búsqueda de un niño abandonado cuarenta años atrás, con las "hazañas" de una pareja de ladrones-secuestradores, que inevitablemente acabarán confluyendo, aunque yo al principio pensé que una de ellas sería un macguffin, a los que Hitchcock era tan aficionado. Pese a lo dicho, la película combina el thriller con la comedia, aunque en ninguna de las dos facetas llega a sorprenderte, debida a la linealidad del relato. Aunque es un poco larga, los personajes son simpáticos, así que es disfrutable. Destaca Karen Black, de un belleza peculiar, pero que lleva un look interesante al principio con esas botas negras "de 15 centímetros de tacón".