Sostengo que adaptar una novela al cine, en la mayoría de las ocasiones, no resulta. Se trata de lenguajes, concepción del espacio, ritmo, narración o descripción diferentes. La palabra escrita permite unos detalles y una profundidad que resultan harto complicados de reproducir en la pantalla. Aun así se puede hacer y se han rodado magníficas películas basadas en novelas como es el caso de "Drácula" de Francis Ford Coppola.

En esta ocasión Kenneth Branagh trata de adaptar la famosa obra de "Frankestein" en un relato muy fiel a la original. Sin embargo la trama me resulta demasiado alargada en el tiempo y rocambolesca como para mantener la credibilidad necesaria. Su viaje a las tierras polares, su juventud, su estancia en Ingoldstand y las idas y venidas a casa y sus repetidos encuentros con el monstruo la convierten en excesivamente confusa y acelerada. Por eso, pese a los esfuerzos de dotar a la historia de cierta trascendencia, cae en cierta superficialidad, en cierta carencia de desarrollo psicológico, especialmente en el caso del doctor (se salva de la quema el monstruo, el mejor personaje de la cinta). Aunque buena parte del comportamiento algo errático del doctor y su limitación psicológica está en el propio relato de Mary Shelley.

Ahora bien, el tono de la cinta es grandilocuente, a veces en exceso teatral, lo cual, pese a todo no disgusta; me encanta la ambientación, el tono medio romántico, medio gótico que transmite la obra, cierta sensación onírica que se respira (sensacional el recibidor y esa escalera enorme sin barandilla), la influencia de la citada "Drácula" en el tratamiento visual. Está claro que no tiene su imaginación y su genialidad, y que a veces no resulta, pero el hecho de que Branagh trate de seguir ese estilo es digno de aplauso.

Por último, como la historia de Mary Shelley lo es, el filme es atractivo y la historia, entretenida, está llena de implicaciones morales y éticas que te puede dar que pensar. Es cierto que la película no llega a transmitirlas plenamente, pero, al menos, la profundidad del monstruo, hace que hasta tenga momentos dramáticos de gran emoción.