Que dirían los hermanos Marx. Eso es lo que le hace falta a "El maquinista de La General", una obra que se queda a medio camino por norma, la comedia, el romance, el cine de aventuras, el bélico o el western. De todo tiene pero de nada queda en la retina. Nunca hace gracia y la historia es tontísima, por no decir disparatada. Así que los 74 minutos de duración te se hacen eternos, tal vez porque, esa es otra, es muda. Aunque se trate de un verdadero clásico a mí me ha parecido un rollo del que lo único que se salva son los efectos especiales, muy avanzados para su época. Bueno, y el oso creo que negro, que aparece por ahí para darle un susto a la pareja protagonista.

Para ser sinceros hubo un momento, más pronto que tarde, que dejé de enterarme de quién perseguía a quién, lo que hacía Johnnie (Buster Keaton) o lo que pretendían los "malos", que son los unionistas. Y lo que es peor, tampoco me importaba. Así que os voy a contar, que todos lo que critican el cine yanqui por ser patriotero, no sé qué hacen alabando un trabajo que no sólo es nacionalista, sino belicista, "machista", militarista, americano hasta la médula e indirectamente proesclavista. Pero es que volvemos a lo mismo: la causa del Sur era la de la libertad, como ya dejaron claro autores como Lord Acton, Tocqueville o John C. Calhoun, aunque ahora nos cuenten justo lo contrario.