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El maquinista de La General

Comedia Johnny Gray (Buster Keaton) es maquinista en un estado del Sur y tiene dos grandes amores: una chica (Anabelle Lee) y una locomotora (La General). En 1861, al estallar la Guerra de Secesión, Johnny intenta alistarse, pero el ejército considera que será más útil trabajando en la retaguardia. Sin embargo, Anabelle cree que es un cobarde y lo rechaza. El maquinista sólo podrá demostrar su auténtico valor cuando un comando nordista ... [+]
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Críticas 101
Críticas ordenadas por utilidad
14 de septiembre de 2007
188 de 227 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta crítica es la continuación de la de Metrópolis, vi el Maquinista de la general el mismo día, son del mismo año, por lo que hago una crítica más o menos conjunta.

Si seré yo quién diga que El Maquinista de la general, con su buena mezcla de aventura y humor ha sobrevivido al tiempo casi intacta.

Si seré yo quién diga que me parece un espectáculo lleno de imaginación, ritmo y eficacia cinematográfica. Si seré yo quién diga que Keaton esta genial en su papel de intrépido maquinista enamorado. Si seré yo quién diga que la perseverancia del protagonista consigue que la película no tenga tregua en ningún momento.

Si seré yo quién diga que sobran las palabras ¿Para qué?, todo es explicito, meridianamente claro, fascinante.

Si seré yo el que diga que un escenario que casi siempre se reduce a vías y trenes da tanto de sí que te quedas sorprendido. Si seré yo el que diga que me parece dificilísimo engarzar tantos gang seguidos en un espacio tan reducido y con tanto talento.

Si seré yo el que diga que no es para partirse de risa, ni creo que pretenda eso, para mí lo grande que tiene esta película es el ingenio, la forma de hilar las escenas, ese ritmo trepidante que no da descanso, esa gran genialidad.

Si seré yo el que diga que me parece magnifica pese al tiempo pasado, la ves sin pestañear, se te hace cortísima y se puede ver varías veces pues estoy seguro que según la veas captaras numerosos detalles a los que no habías prestado atención en la primera visión.

Si seré yo el que la recomiende, 74 minutos de cine en estado puro.

Firma: Usuario que nunca más va a volver a usar el botón NO (solo lo haré cuando alguien insulte o critique a los demás)
antipseudo
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27 de mayo de 2006
53 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
El maquinista sureño de la locomotora bautizada General tiene dos amores, su locomotora y Anabelle Lee. Desde el principio Keaton apunta qué amor es más profundo y al final queda muy claro: la locomotora, que nunca le acusó injustamente de cobarde. Aunque no es tonto y, si puede quedarse con las dos, lo hará.

Otra comedia de aventuras de Keaton (como The navigator y Steamboat Bill Jr.), enclavada en la guerra de secesión norteamericana, con un intensivo uso del travelling (la historia se desarrolla sobre una vía en un viaje de ida y vuelta) y relatada mediante una perfecta articulación de agudos gags en los que el héroe, como es habitual, se enfrenta a la fatalidad con un poco de fortuna y con bastante ingenio para improvisar.
Kick'Em Ars
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28 de mayo de 2008
53 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por norma general, a lo largo de la historia cinematográfica, van surgiendo cada X años los que, a la larga, terminarán siendo denominados clásicos cinematográficos, ya sea por el éxito que tuvieron en su época o porque lograron perdurar en el tiempo todos estos años hasta nuestra actualidad. El maquinista de la general se podría decir que es uno de esos clásicos que más bien parece haber perdurado en el tiempo, ya sea por el ingenio que esconde o por la simpatía que sabe despertar Buster Keaton con sus personajes hacía el espectador.

Uno de los principales ejes de esta rueda, que gira del mejor modo posible, es la habilidad del realizador por saber reinventar su historia a medida que va transcurriendo el tiempo de metraje, sin llegar a aburrir en ningún momento, y dando un dinamismo especial gracias, en parte, al protagonista que el mismo director interpreta, ya que le otorga al film una vivacidad muy patente, con una gran expresividad y un carácter bastante distinto al de los demás personajes de la obra.`

La mayor ventaja de esta cinta, y aunque pueda parecer todo lo contrario, es el hecho de ser totalmente muda, precisamente porque su director sabe jugar con ese factor otorgándole una versatilidad magnífica, además de inundarla de secuencias de lo más divertidas y sorprendentes que plagan el particular viaje de nuestro personaje de un modo magnífico, sin contener excesos ni faltas que reluzcan más de lo necesario.

En definitiva, una de las mejores comedias que seguramente haya podido dar el cine y, que sin tantos avances como los de hoy en día, consigue un alto grado de complicidad con el espectador haciendo que esta resulte una obra entretenida, encandiladora y verdaderamente recomendable. Una joya indispensable para los amantes del género.
Grandine
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28 de septiembre de 2007
42 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El Maquinista" es uno de esos films convertidos con el tiempo con todo merecimiento añado, en un icono del cine. La imagen de Buster en la parte delantera de la "Texas" sujetando una traviesa en las manos es todo un símbolo del séptimo arte. Pero vayamos al grano.
"El Maquinista" es un película de las que se corresponden a la época en que Keaton tenía un control absoluto sobre la producción de sus películas, y eso se nota de manera evidente. La película contiene pues una serie de recursos y medios técnicos nada habituales para la época y que permiten albergar alguna secuencia especialmente espectacular como las de la retirada sudista/avence de los federales y por supuesto las grandes escenas de persecución ferroviaria incluído el hundimiento del puente en la batalla final.
La dificultad técnica de estas escenas, sobre todo reconocidas por las personas que han trabajado con máquinas de vapor, las hacen todavía más meritorias. Pese a ello están resueltas de manera magistral, transmitiendo una verosimilitud total, indudablemente Keaton debió de pasarse meses preparando el rodaje. El lograr esta verosimilitud es fruto, además, de una planificación del montaje minucioso, en "La General" Keaton logra la perfección del lenguaje cinematográfico, en este sentido, la superioridad de Keaton frente a cualquier otro clásico del cine mudo, queda aquí pues en evidencia. La película no se convierte en una sucesión de "gags" impagables, ocurrentes y malabarísticos como suele ser frecuente en Keaton, sino que además estos se insertan en un discurso frenético, en un torbellino de acontecimientos perfectamente enlazados y conducidos hacia primero, una parte central de contenido más melodramático con el encuentro entre los amantes, y un final casi apocalíptico que culmina con la batalla entre federales y confederados.
Excelente interpretación de Keaton y un poco redundante la del resto de personajes incluída la Mack, evidentemente la estrella tenía que relucir por encima de los demás. Buena fotografía magnífica puesta en escena, las tomas generales son excelentes (cuarteles, la propia ciudad de Marietta), las secuencias de las locomotoras tomadas, me imagino, desde vehículos circulando en paralelo por carretera, son igualmente insuperables. El dominio de los "gags" visuales es como siempre en Keaton magistral (la escena en la que se sienta en la biela de la locomotora es maravillosa).
Respecto a la música, he visionado una versión restaurada de 1970 con un "score" de piano sublime de William P.Perry, preciso y precioso juega con los diversos elementos deseables en una banda sonora convencional (efectos, "leit motiv", subrayados, etc...), pero a partir de las limitaciones propias de un piano, y también de sus posibilidades.
En fin una maravilla recomendable en cualquier época.
polelo
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2 de abril de 2010
42 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una escena de “Los soñadores” de Bertolucci, el personaje de Teo (interpretado por el hijo de Philipe Garrel, que dirigiría la cara oscura de la misma historia en su magnífica “Les amants reguliers”) discute con el personaje yanqui (Michael Pitt) acerca de quién es mejor: Keaton o Chaplin. El yanqui no duda: Charlot. Teo, indignado, sostiene que los americanos nunca han comprendido a Keaton. O lo uno o lo otro. Hay que elegir. Dilema kierkegaardiano, vital.
Esta diatriba ha perseguido históricamente la figura de Keaton, perfectamente difusa bajo la omnímoda sombra del genial Chaplin. En la elección que la propia historia del cine ha hecho acerca de su propia constelación, aparece la elección de una visión del mundo en particular. Visión del mundo que se ha reproducido (la imagen debordiana del espectáculo como un mundo invertido y proyectado). Porque, no nos llevemos a engaño: la oposición Keaton/Chaplin representa una decisión política y una posición ideológica, más allá del gusto cinéfilo por el slapstick o la comedia moralizante. Lo que la oposición Keaton/Chaplin desvela es la oposición entre el humanismo y su contrario, el inhumanismo, encarnado en la figura del individualista sin afectos: Cara de palo.
La histórica elección humanista no puede sorprendernos: es la democracia. Chaplin, sempiterna encarnación de los derechos del hombre y la humanidad (y no sólo en su primerísimo y famoso speech), representa sus ideales cuando elige para sí la figura del mediador (evanescente) social, como explica en repetidas ocasiones el pensador cinéfilo Slavoj Zizek: simboliza la mancha que se sitúa en el centro del conflicto, como un obstáculo o nudo que, tras su mágica aparición y desaparición, cohesiona al grupo, alejándose. Sin embargo, Keaton, ¿qué papel representa? ¿Qué figura política encarna?
Arriba mencionábamos el inhumanismo: antes de llevarnos las manos a la cabeza; por oposición a la elección democrática, lo inhumano representa lo no democrático. Se diría: el anarquismo, y bien que se diría. Frente al marginado cohesionador (la figura del Otro vinculante que Chaplin, como buen judío occidental, representa), el aislado, el des-vinculado. Sus figuras son varias, casi todas francesas: el acéfalo, el de la comunidad inconfesable, el despoblador habitante del cilindro… No es baladí que fueran los franceses cahieristas (esos jóvenes salvajes, esos bebés), todos capitidisminuídos, los que re-descubrieran a Keaton para la historia del cine. Y que su filme surrealista de los 60 (el así llamado “Film”, como el textículo de Samuel Beckett en que se basa), fuera una aterradora película sobre la pérdida del propio rostro, además del sentido. Más allá de una Cara de Palo, la mirada desierta.
(sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
McCunninghum
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