Quizás sea eso. Tiene que ser eso, debe ser que no soy un gran especialista en cine, y por tanto no he sentido el apasionamiento y el placer de ver esta película, de a decir de muchos un gran autor, un genio del cine contemporáneo.
Quizás sea por eso, que yo, una persona no acostumbrada a analizar encuadres, planos y otros elementos presentes en un film, tenga que agarrarme a cosas más simples y mundanas como un simple argumento, unos personajes o un mínimo concepto.
Quizás yo no haya sabido entender esta obra maestra que se me ponía en las manos ( mejor dicho, ni yo, ni 6 amigos más que nos quedamos anodadados tras una hora y media de película, bueno tres dormidos y el resto flipados mirando la pantalla), pero de hecho creo que no es una película que lo ponga fácil al público.
Ojo!, no digo que la película no sea digna de la labor de un artesano, porque lo es. Se nota que el director tenía una historia que contar de fondo, y ha sabido construir prefectamente el universo que rodea a esa historia. El nerviosismo y la congoja son continuas entre los personajes, muy bien caracterizados, consiguiendo un historicismo bastante logrado.
El problema es que es excesivamente lenta y excesivamente pesada, mucho interés tienes que tener como para aguantar hasta el final con toda la ateción.
Y es que el final es descorazonador, parece que cuando la película coge rítmo todo se para de repente otra vez, dos frases y ala! para casa a dormir...

Una cosa es un final abierto, y otra cosa es lo que ha hecho Haneke aquí... abrir el final en canal, con un gran machete afilado, que provoca que de repente toda un cascada caiga de repente sin control, y se produzca el más grande de los vacios.