Si con 'Kingsman: servicio secreto' buena parte de la crítica y el público flipamos con esta aproximación desenfadada al mundo del espionaje, con una inovidable escena dentro de una iglesia que rentabilizada el precio de la entrada, no había duda de que en el momento de que se anunciara la secuela no necesitaba mucho para venderla.

El estreno ya ha llegado y una vez vista, este nuevo vistazo al universo de los Kingsman donde los modales hacen al hombre cumple sobradamente, pero hay signos que piden un cambio de rumbo si hubieran nuevas entregas.

Este nuevo trabajo de Matthew Vaughn mantiene aquellos aciertos que tuvo la predecesora como son frentéticas y perfectamente coreagrafiadas escenas de acción y el carisma y buen hacer del reparto principal. No cabe duda de que con los Kingsman se ha sabido mantener un sello propio, incluso si eso significa pasarse de bruto a veces, y ser accesible para todo el mundo.

Como ya he dicho, tiene a su vez una fórmula de narración que pide a gritos reinventarse. Si bien, mantiene el nivel siendo más que una digna segunda parte, no he podido dejar de pensar que lo que veía, salvo alguna sorpresa inesperada, era como ver la primera entrega. Incluso han hilado demasiado del estilo de la escena de la iglesia del filme de 2015 haciendose aquí repetitivo. Afortunadamente, no es demasiado tarde para cambiar el tono en futuras producciones, si los hubiese.

A pesar de todo, es bastante sólida y entretenida y ha merecido la pena la inversión. Que los árboles no impidan ver el bosque.