Esta es la primera película de Akira Kurosawa que veo. Como cinéfilo que soy debería hacerme el harakiri por no prestar atención a este director antes; pero ya se sabe, todos los que vemos cine siempre tenemos alguna gran 'deuda' que nos cuesta pagar.

Como últimamente abusaba del cine proveniente de Estados Unidos decidí cambiar de país y de lenguaje y opte por esta como primer visionado no norteamericano. En esta película, Kurosawa elegía un drama familiar retratado con gran majestuosidad, es decir, como algunas películas actuales (por ejemplo, 'La casa de las dagas voladoras'), pero hecho hace 30 años con medios algo más rudimentarios y sin espectaculares coreografías; todo lo que se ve se ve con crudeza.

Como crudo es el argumento que origina todos los acontecimientos: la disputa entre tres hijos por posesiones, con algún personaje secundario que también será importante en los hechos. Si bien su trama es retratado con escalofriante espectacularidad y crudeza, ayudados por un sólido trabajo en general de su reparto (destacaría un poco más que el resto a Tatsuya Nakadai, que interpreta a Hidetora) y una fotografía muy potable, no sería del todo sincero si no dijera que sus poco más de dos horas y media se resienten. Creo que algunas situaciones tratadas con más ligereza o solo insinuadas podrían haber hecho a la película más compacta.

Pero, al fin y al cabo, cuando termino el visionado de esta cinta, termino con mal cuerpo por todo lo visto; y si una película te hace sentir (además de todas las virtudes comentadas antes) es que es un largometraje que ha merecido la pena ver.

Ha pasado la prueba del algodón.