Empezaré estas líneas diciendo que soy fan de Ricardo Darín, lo que tiene mérito porque esta solo es la cuarta película que veo de su dilatada carrera; solo con verle en cintas como 'El hijo de la novia' o 'El secreto de sus ojos' ya me dejó claro con su trabajo que estaba ante un actor que puede ser creíble como un tipo romántico, como un tipo al que no le debes tocar las pelotas o cualquier registro que se le ponga. Pero incluso hasta los grandes fallan.

'La cordillera' creo que no va a ser de las películas que más vaya a recordar de este actor porque, al igual que los políticos protagonistas de la cinta, hay mucha verborrea y no está claro a donde quiere llegar el guion con esta historia. Era casi como ver una sesión del Congreso de los diputados con su cháchara.

El guión, del propio director Santiago Mitre y de Mariano Llinás, plantea dos historias paralelas: La política con sus juegos y reuniones, y la familiar que concierne a la hija de Darín (Hernán Blanco en la cinta). Diría que en ninguna de las dos historias sé que están tratando de contarme, lo que me hace desconectar casi del todo de la obra, salvo que lo sostienen las interpretaciones del elenco de actores y algunos secundarios de lujo como Elena Anaya o Christian Slater. De lo contrario, esto sería incluso peor.

A este filme le falta ser más claro con sus intenciones, a donde quieren llegar o cual es el mensaje que quieren decir, solo con eso esta sería una película que mereciese mucho la pena; tal y como está solo la puedo definir como un pasatiempo algo pesado.