Este filme dirigido por F. Gary Gray (director de buenas películas como 'Fast & Furious 8' o 'Negociador') debería enseñarse en donde se pueda (blogs, clases de cine, etc.,) de como saber rematar una película; y, lo que es más delito, saber rematar una buena película.

Hasta la resolución final, toda la película estaba siendo un largometraje de notable alto con dos grandes actores de la talla de Jamie Foxx y Gerard Butler (papelazo por su parte, codeándose ahí arriba con el Leónidas de '300') y rodeados de secundarios de garantías como Colm Meaney, Leslie Bibb, Bruce McGill o Viola Davis donde el personaje de Butler estaba poniendo la ciudad de Philadelphia patas arriba en una cruzada de la que no sería de ponerse a la altura de Adolf Hitler el decir que se entiende su rabia y su ira contra un sistema que le ha fallado, aunque personalmente no apruebo los métodos.

Todo se estaba desarrollando estupendamente hasta que llega el tropezón en el tramo final que estropea la experiencia en su conjunto y estropeando, especialmente, al personaje de Gerard Butler que empequeñece un poco lo que, hasta el momento, estaba siendo un personaje metódico y eficaz, haciéndose escuchar de una forma en la que era imposible no ignorar sus mensajes en forma de caos. Una mala resolución por parte de Kurt Wimmer que tira por la borda la posibilidad de que la hubiese puesto entre las mejores películas de lo que llevamos de siglo XXI (no en un puesto alto, pero sí quizás en un top 20). Una pena.