Era inevitable que alguna vez en una saga con tantas películas como es la de 'Fast & Furious' (que tiempos en los que llegaba a España con el título de 'A todo gas') hubiesen secuelas malas, cosa que no parecía llegar con las entregas 7 y 8 que subieron el nivel, dicho siempre a título personal, con la entrada de un crack de la acción como Jason Statham y una actriz que no necesita presentación como Charlize Theron.

Llegó la mediocridad con la novena entrega, una película que ya no le molestaba tomarse a sí mismo en broma con escenas como las del espacio, resurrecciones y cambios de bando ya no de entrega a entrega, sino en la misma trama. Por suerte, esa sigue siendo uno de los puntos más bajos, pero los guionistas parecen encabezonados en repetir la fórmula; una fórmula que les hace ponerse ellos mismos la pistola sobre la sien.

Llega como gran villano final, en teoría, Jason Momoa como el hijo de Hernán Reyes, Dante, el villano de la quinta parte quien quiere venganza por haber quitado a su padre de circulación. Cuando uno piensa en Jason Momoa como villano podría parecer una buena noticia porque físicamente intimida un rato y de capacidad actoral sabe defenderse; claro que si pasa por las manos de los guionistas de esta franquicia pasa lo que pasa. Un villano que prometía pasa a un Joker de Hacendado en las que tiene secuencias que parece más preocupado por mostrarse lo más alocado y peor vestido posible que ir a por Dominic Toretto y compañía, ni siquiera pelea mano a mano cuando tiene oportunidad. Si esto es lo mejor que se puede dar, prefería a un Jason Statham como villano en la séptima parte o a una Charlize Theron en la octava. Espero que mejoren en este campo, más les vale.

Por otro lado, ya se sabe que viene uno a ver cuando toca visionar una cinta de 'Fast & Furious', una sucesión de peleas, flipadas y acción. Da todos ellos en mejor o peor medida. El problema es que han puesto el listón tan alto que ya poco va a sorprender, la larga secuencia en Roma es de lo poco que lo hace en un filme donde ya incluso repiten acrobacias de entregas anteriores como quitar una bomba pegado bajo el coche haciéndolo volcar. Quitando a lo que quisieran hacer con Momoa, se nota que aquí se han relajado un poco y se han vuelto más terrenales, dentro de que ya la rueda de las secuencias inverosímiles es ya imparable en esta saga desde hace años.

Y, por supuesto, no podían faltar las resurrecciones y los cambios de bando. Si no los hacen, les debe estallar una vena o algo porque ya huele demasiado. Si debo reconocer que un cambio de bando no lo vi venir, pero ya.

Quedarían dos películas más por delante ya que parece que finalmente la historia que nos lleva acompañando desde 2001 finalizará con dos entregas más. No espero ya a estas alturas que vuelva al nivel que mostró en alguna ocasión. Sí que pido que termine con dignidad, que respeten una franquicia que ha dado momentos muy buenos y que respeten todo lo que Paul Walker ayudó a construir.