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Voto de Zinephagus:
5
Ciencia ficción. Romance. Drama En un futuro cercano, Theodore, un hombre solitario a punto de divorciarse que trabaja en una empresa como escritor de cartas para terceras personas, compra un día un nuevo sistema operativo basado en el modelo de Inteligencia Artificial, diseñado para satisfacer todas las necesidades del usuario. Para su sorpresa, se crea una relación romántica entre él y Samantha, la voz femenina de ese sistema operativo. (FILMAFFINITY)
26 de febrero de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué me pasa con los indies?, ¿qué me pasa con una muy considerable porción de sus adoraciones culturales, que soy incapaz de compartir? ¿Cuál es el diagnóstico para aquellos a quienes la palabra "distopía" les hace retroceder como a Drácula un collar de ajos? ¿Por qué las películas cuya sinopsis empieza con "en un futuro cercano" las empiezo a percibir como una amenaza antes de verlas? ¿Qué me pasa con los banjos, con los carámbanos de hielo, con la gente que dice "némesis", con los chicos y chicas del programa de sobremesa de la Sexta, tan estrangulables? El mundo indie y yo, ¿agua y aceite? No siempre, claro. Soy, por ejemplo, de los que babean con el "69 Love Songs" de Magnetic Fields. Podría poner muchos más ejemplos. A lo mejor no estoy perdido del todo para la causa...

El caso es que "Her" tiene un montoncito de cosas salvables. En primer término, un guión literario muy prometedor. No diría que vibrante, pero estupendamente construido. Tal vez para haberlo depurado bien y dejar el asunto en un mediometraje generoso que pudiera eludir las zonas de arritmia que llaman al bostezo de tantos y tantos espectadores (probablemente no indies). La dirección artística, cocida en su punto: sobriedad en el lujo; nada de desparrames decorativos ni lumínicos fuera de tono. Y también a destacar el compromiso de Joaquin Phoenix con su contenido y sufriente nerd, y, claro, la sugerente voz de Scarlett (¡huyan de la gatita ronroneante del doblaje español!). Son, todos ellos, ingredientes de primera calidad para haber conformado un banquete. Que no llega. Bueno, a lo mejor sí es un banquete: de El Bulli, rico en nitrógeno.

¿Por qué la historia se desangra al pasar del guión a la pantalla y cuesta una infinidad no ya establecer conexión empática, sino creértela lo suficiente? Hay algo perversamente frío en Spike Jonze. De siempre. Siendo el asunto de "Her" una pasión entre un mercenario epistolar y su sistema operativo de compañía, reconozcamos que el reto es de órdago. Los objetos de posible enamoramiento verosímil (por extraños que puedan parecer a una mente convencional) son infinitos. Si te ofrece tiernos susurros por el pinganillo algo tan agradable, ingenioso y chic como el sistema operativo Samantha, ¿cuántos pueden asegurar que son inmunes rigurosamente a un posible enamoramiento?, ¿cuántos se atreven a determinar cruelmente que el Theodore Twombly de Phoenix es carne de manicomio por desear hasta lo más fou a un sofisticado juguete creado por otros nerds porque ya se ve incapaz, por corta autoestima, de interesar a una dama de carne y hueso?

Pero cuando toda o casi toda la sustancia de provecho, lo que alimenta de una película, está en su planteamiento teórico de base y el desarrollo dinámico genera un cierto grado de frustración, entonces, seamos o no indies, habrá que desear que algo se descongele en el espíritu y en las maneras de Spike Jonze. Para que aquellos escépticos que seguimos sin verle ni como promesa ni como realidad de un cine seductor acabemos queriéndole tanto como si fuéramos hipermegaindies.
Zinephagus
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