Primera entrega de la trilogía de La Purga, en esta ocasión protagonizada por Ethan Hawke y la tronista Lena Headey. El argumento es de sobra conocido. En un futuro próximo, durante 24 horas el gobierno de Los Nuevos Estados Unidos de América da carta blanca a sus ciudadanos para que salden sus cuentas entre ellos. Todo vale dentro de unos límites, es decir, nada de armas nucleares por ejemplo, de esta manera supuestamente se ha conseguido reducir la delincuencia a los niveles más bajos de su historia al concentrarla toda en un solo día en el que todo está permitido.

Entre las múltiples ventajas parece ser que también la economía ha mejorado sustancialmente al permitir la eliminación de los más pobres y desfavorecidos. Nuestro protagonista además, se dedica a instalar equipos de seguridad con lo que se ha forrado, de ahí que esté a favor de este demencial sistema de la purga. Sin embargo el día D, su hijo pequeño permite que entre en casa un fugitivo acosado por sádicos asesinos. Éstos rodean la mansión y exigen al prisionero antes de entrar ellos por la fuerza y arrasar con todo. Se establece el dilema moral de si dejarle salir y que lo linchen o mantenerlo a salvo en la casa y defenderse de sus agresores.

Lo malo de la película es que la trama es tan increíble que no terminas de aceptarla y por momentos la película se vuelve muy previsible aunque al final se le quiera dar un giro inesperado.