Está visto que en los noventa John Carpenter no dió pie con bola. Sus películas en esa década fueron nefastas. Empezó con la discreta Memorias de un hombre invisible, continuó con el telefilm Bolsa de cadáveres, luego vino la rareza de En la boca del miedo, después el innecesario remake de El pueblo de los malditos, la desastrosa secuela Rescate en Los Angeles, para finalmente cerrar la década con la risible Vampiros.

La que nos ocupa es un aburrido título de terror rodado sin ganas por un desmotivado Carpenter que carece del más mínimo interés. No he visto la versión en la que se basa rodada en los sesenta pero desde luego este remake no aporta nada. Le falta garra, emoción, le falta todo. La historia no atrapa y a las primeras de cambio dejas de poner interés a lo que estas viendo. Miedo no produce ninguno, tampoco hay sustos ni efectos visuales sorprendentes, no hay suspense es una película perfectamente prescindible. Una pérdida de tiempo.

Lo único que llama la atención es ver al malogrado Christopher Reeve protagonizando el que sería uno de sus últimos trabajos antes de la famosa caída del caballo que le dejó inválido. En esta película interpreta a un médico de un pequeño pueblo en el que tras el paso de una misteriosa fuerza maligna todas las mujeres han quedado embarazadas. Sin embargo, cuando dan a luz se dan cuenta de que sus niños no son normales. Todos tienen el pelo blanco y poseen una capacidad intelectual superior a lo normal, además de unos poderes especiales que doblegan la voluntad de la gente y que pronto se convertirán en una amenaza.