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Estados Unidos Estados Unidos · Nueva York
Voto de Harold Angel:
5
Drama Chiron es un joven afroamericano con una difícil infancia y adolescencia, que crece en una zona conflictiva de Miami. A medida que pasan los años, el joven se descubre a sí mismo intentando sobrevivir en diferentes situaciones. Durante todo ese tiempo, Chiron tendrá que hacer frente a la drogadicción de su madre y al violento ambiente de su colegio y su barrio. (FILMAFFINITY)
4 de marzo de 2017
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de mantenerlos marginados durante décadas, Hollywood se congració con los negros gracias a 12 años de esclavitud producida por Brad Pitt, quien parece haber encontrado un filón produciendo cintas sobre temática negra como también lo fue Selma y ésta que nos ocupa. Moonlight tiene por su argumento todos los mimbres para el drama. Acosos escolar, drogas, pobreza, marginalidad, homosexualidad y para colmo su protagonista es musulmán. Es decir, la película perfecta para redimirse con los gays.

En los últimos años la Academia se ha decantado por premiar cintas comprometidas dejando a un lado el espectáculo y las grandes superproducciones, y aunque estoy de acuerdo con los premios otorgados a las mejores películas de ediciones anteriores, en este caso no lo estoy en absoluto. Moonlight me parece un film bastante mediocre con destellos de calidad intermitente, por ejemplo cuando el protagonista descubre su homosexualidad, episodio contado con sutileza y buen gusto, pero en general la película adolece de una falta de ritmo exasperante para lo poco que cuenta. Cautiva y emociona en contadas ocasiones, el tema del acoso escolar y los problemas de la madre con la droga ya lo tenemos muy visto, aunque Naomi Harris lo borda, y reitero que lo más interesante es el despertar sexual del muchacho en un ambiente tan hostil.

El Oscar a la mejor película del año me ha parecido un exceso injustificable que responde más a lo políticamente correcto que a criterios objetivos de calidad y excelencia. Un premio inmerecido con el que Hollywood pretende avenirse con los homosexuales después de que a mediados de la década pasada la estupenda Brokeback Mountain no lo lograra. Estoy seguro de que si ambas películas compitieran hoy por el Oscar, la de Ang Lee se lo llevaría de calle.

Para colmo tenemos esa polémica estéril iniciada por el odioso Spike Lee que consideró que en la edición de los oscars de 2015 había muy pocos artistas negros nominados acusando a la Academia poco menos que de racista. La solución, si nadie lo remedia, parece ir encaminada a establecer un lamentable sistema de cuotas, como en la política, por el que si o si tiene que haber un porcentaje de actores negros nominados en cada edición, pero puestos a ello también podríamos incluir una cuota de artistas latinos, que desde hace tiempo son la minoría más numerosa de Estados Unidos, o de asiáticos o de homosexuales y otro subgrupo para los transexuales y así sucesivamente.

Todo esto me lleva a pensar que en el futuro podemos llevarnos otras sorpresas desagradables si el criterio para premiar las películas se basa en la política más que en la calidad propiamente dicha.
Harold Angel
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