Todo predecible: el futuro matrimonio con un buen tipo rico se ve truncado porque la chica (afamada novelista) conoce a un lugareño porquero, que le gusta la literatura.
Sin embargo, no está bien trenzada; tiene pinta que su prometido rico ha leído muchos más libros que el porquero, pero, bueno, al final es el amor el que manda.
Otra curiosidad es que la historia se retrae a la ocupación, en la que los alemanes eran odiados por los lugareños. Sin embargo, cuando se van los alemanes, el pueblo, en lugar de meterse con los colaboracionistas, la carga contra un tipo que insultó a una chica que se había liado con un soldado alemán, cuando en la realidad esas mujeres tuvieron que sufrir mucho después de la ocupación porque no se aceptaban esas relaciones.