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Voto de José Lozano Rueda:
6
Drama Jack Cunningham es una antigua estrella del baloncesto caída en desgracia, separado y sumido en el terrible mundo del alcohol, que trata de volver al sendero correcto como entrenador de un equipo de instituto cuya mayor peculiaridad es estar compuesto por un variopinto grupo de estudiantes sin demasiado talento. Quizá enseñar a luchar en la vida a los chavales es lo único que le remita el dolor por el que bebe todos días a todas horas. (FILMAFFINITY) [+]
21 de marzo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Equipo de básket humilde, con el banquillo justo y desigual. Entrenador salido de la bruma huyendo de sus fantasmas. Desenlace alegremente dramático.
El tema está más chupado que un caramelo en un orfanato. Por lo bajini me vienen a la memoria una decena de films de idéntica temática y similar calidad. Un guión clonado hasta la saciedad.
Pero ya ves tú, se me antoja que esta temática, que esta plantilla de guión, es para el Cine lo que el Cocido es para los restaurantes de mi pueblo: un manjar que no se degusta cada día, sólo los jueves. Todo el pueblo decide, unánimemente, no cocinar los jueves, porque saben que fuera de casa triunfan seguro.
Que me perdonen los puristas pero de vez en cuando necesito esa dosis casi opiácea de un chute rebosante de Superación, Humildad, Compañerismo y Deportividad. Esa pupila dilatada, esa lágrima espesa que recorre las mejillas, y ese escalofrío seguido por un subidón ardiente, tras esa canasta imposible. Justo después del Home Round ganador, del gol de Iniesta, y de la entrada en el estadio del maratonista desencajado.
Me he sentido indiferente toda la vida ante la presencia de Ben Affleck. Pero hoy este señor ha conseguido emocionarme, cabrearme, insultarle, y verme reflejado, todo ello en todas y cada una de las escenas de los tiempos muertos, y en todas y cada una de las escenas de bar. Hoy, y espero que no sólo por hoy, admiro a este actor.
Esta copia de "Hoosiers", o de "Rocky", o de la segunda mitad de la final del Mundial 2010, me ha vuelto a hacerme sentir vivo, sin grandes localizaciones, ni sobrenatural fotografía. Ni siquiera una puesta en escena memorable. Ni banda sonora, ni vestuario, ni maquillaje, ni ná de ná.
Tan solo un torrente de Humildad. Cine humilde. Para personas, aunque nos cueste muy poco olvidarlo, humildes. Porque aunque yo me rompa la camisa por Kubrick y por Malick, los cambio por ese diminuto huracán de sensaciones que consigue levantarme todo el vello corporal. Y digo más. Si va acompañado de una lagrimita, mejor que mejor.
Salud Hermanos.
José Lozano Rueda
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