Subestimar de esta manera un tema tan delicado como los celos y el daño que ocasionan hacen que sea imposible aprobar o acercar siquiera al aprobado a esta película. El resultado es una comedia sin nada de gracia que aborda los problemas matrimoniales (sobre todo del marido) de una pareja destruida por lo celos del uno y por el hartazgo de la otra. Abundantes pensamientos talibanes y oscuras obsesiones de un psicópata en ciernes.

Rebozada de machismo, la película nos cuenta la historia de un ex bar-man manco que vive en perpetua inseguridad por los celos que siente cada vez que su mujer sale o intenta trabajar, unos celos que hacen que huela su ropa o revise su bolso cada vez que entra en casa. Al final, ella consigue un trabajo de camarera en un importante restaurante y se empieza a enamorar poco a poco de su jefe. Todo desembocará en una tragedia que nada tiene que ver con la comedia prometida, ni por asomo, tal vez un desdibujado y mal hecho retrato de la intención fallida del director.

+ Marta Hazas es la única que, dentro de lo que cabe, salva a la película.

- Javier Veigas y/o su personaje, ruin, zafio e insoportable, que solo inspira asco dentro de su patetismo.
El trato que se le da a un tema tan delicado; se trata muy a la ligera. Un fiasco.