No és això, Isaki, no és això. Yo también comparto el deseo de resucitar la guillotina y ponerla a trabajar a destajo en la plaza Catalunya, o en la Puerta del Sol, pero estamos hablando de cine, y lo que has hecho no tiene nombre. Bueno, sí, en realidad tiene muchos nombres, pero prefiero que no me censuren. Hoy, a la mínima se te ofende el personal, y es que no puedes ni abrir la boca. Has filmado algo vergonzoso, algo execrable, algo de berrinche adolescente, y encima lo has hecho mal. Fatal. Con el concurso de conocidos psicóticos del mundo del espectáculo (Pla, Riba, Sisa), y de afamados actores que debieron acceder a su fugaz aparición por un chavo y sus simpatías hacia la causa (Sacristán, Fernández, Tosar, Coronado, Arias, etc.), te has lanzado a un sinsentido, como un elefante entrando en la proverbial cacharrería, y te lo has llevado todo por delante. Escrita en estado, ejem, lisérgico, dirigida con el trasero, interpretada, es un decir, con la ayuda de sabrosas sustancias tóxicas, contando con el beneplácito de un público se supone que entregado, y que al final te dio la espalda en cuanto empezó a correr la voz, te recomiendo que vuelvas a tomar la medicación y dedicarte a tus estupendos documentales, que ya tengo ganas de ver otro tan bueno como Cravan vs. Cravan o La noche que no acaba. En serio, chingarse en la casta está muy bien, pero hay que hacerlo con arte, con elegancia, con ironía. El humor grueso ya lo practicaba Ozores, bendito sea, y ya sabemos con qué resultados. Anda, sé bueno y enmienda tus pecados. Es que, de verdad, no me he reído ni una sola vez.