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España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Fantástico. Acción Arturo es un joven intrépido que dirige a su pandilla por los callejones de Londonium. Tras sacar la espada de Excalibur, se verá obligado a tomar algunas duras decisiones. Junto a una misteriosa mujer llamada Guinevere, deberá aprender a manejar la espada, vencer a sus demonios y unir al pueblo para derrotar al tirano Vortigern, quien robó su corona y asesinó a sus padres antes de convertirse en rey. (FILMAFFINITY)
17 de agosto de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que guarda cierta parte de mérito lo que Guy Ritchie ha intentado hacer aquí, aunque muchas veces se le vaya de las manos y aunque muchos vayan a crujirle porque simplemente ha podido hacerlo.
Reconozcámoslo, el tratamiento de épica medieval clásica ya huele a naftalina y hay suficientes películas del mismo palo como para no echarla de menos. Otra vez los juramentos de honor, otra vez las armaduras relucientes y la edad media limpita, otra vez la fantasía tratada de "manera realista" (como si lo necesitara).

'Rey Arturo: La Leyenda de Excalibur' pasa por encima de todo eso.
O, más bien, pasa a través, chocándose con todo, cogiendo de aquí y allá, y saliendo por el otro lado en un tornado de furia reconcentrada a la que le da igual pasarse los mitos artúricos por el forro.
Para entendernos, este Arturo es un mazado chuleta que parte la pana en el prostíbulo en el que se ha criado con sus colegas multiculturales y barriobajeros, mientras en Camelot su tío mago y soberano escucha los consejos de una criatura gordaca y tentacular que le avisa del retorno del legítimo rey.

Que no había necesidad, pues tal vez no.
Que, puestos a readaptar historias archisabidas, lo mejor es sorprender, pues también.

Arturo guarda la clase de carisma que le hace decir una sobrada y pasar a la siguiente antes de que puedas procesar que ha dicho, pero también es un tipo que no deja tirada a la prostituta más insignificante de su burdel, por mucho vikingo temible con el que se tenga que enfrentar.
Por su parte, Jude Law se lo pasa pipa siendo LUCIFER, estrella del alba... em, perdón, Vortigern, tío de Arturo y hermano traidor de su padre Uther (pero para el caso tanto da). No miento si digo que Law va a muerte con su rol, y paladea cada perversidad como si su corazón estuviera hecho de pura cenizas: porque si vas a ser villano en esta película, mejor que no te quedes a medias.
El enfrentamiento entre ambos, directo o indirecto, guía la trama principal de una historia increíblemente sobrecargada y chiflada, a la que le falta tanto tiempo que decide pulirse partes enteras en montajes paralelos, porque hay que llegar a las hostias y hay que hacerlo ya.

Eso, las hostias.
Pues es que 'Rey Arturo: La Leyenda de Excalibur' solo concibe dos velocidades: la muy rápida y la rápida de cojones.
Por lo tanto, antes de que te des cuenta acabas hasta el cuello metido en una batalla multitudinaria donde elefantes grandes como un castillo cargan contra un ídem, llevando una pirámide a cuestas en la que se encuentra un espantoso matao llevando una corona de fuego que le da poderes mágicos más allá de cualquier límite conocido. Y eso solo es el prólogo, donde te deslizan una guerra de Magos vs Humanidad que después guarda poca o nula relevancia con el "Alí Arturo y los 40 Ladrones" que te quieren contar.
Pero pasada la presentación, y banda sonora explosiva mediante, te acostumbrarás a ver a nuestro querido Arturo en fregados cada vez más grandes y con más bichos, solo porque Ritchie tiene el buen tino de añadir estilazo macarra y de meter un necesario humor de "a quién le importa" del que todo el reparto participa.
Siendo sinceros, si no fuera por algún lugar común, ni me enteraría de que estoy viendo algo ya conocido (la sacada de la espada en la piedra, la dama del lago; a las que sin embargo se presta una intensidad cataclismica y una belleza etérea, respectivamente, pocas veces vista), y eso ha de ser por fuerza bueno.

Y lo cierto es que disfruto con este Camelot abiertamente fantástico y definitivamente salvaje, en el que los puñetazos duelen en la garganta y criaturas monstruosas buscan sangre agresivamente, en donde hasta la magia tiene una cualidad demoníaca y controladora.
Ritchie despoja el mito de Arturo de todos sus ornamentos y parece que por el camino quiere convertirlo en algo distinto, pero al final algo queda, aunque sea porque Charlie Hunnam se cree su carisma de líder y nos hace creer completamente que él mirará cuando los demás cierren los ojos a la injusticia.
Hasta tiene su gracia que Excalibur sea una fuerza de la naturaleza arrasadora que depende de la valentía del portador, y desde luego la he visto sometiendo imperios, pero lo que no la he visto hacer es machacar un ejército de guerreros enmascarados con saña mientras la cámara se vuelve completamente LOCA y el festival de cortes, degollamientos y roturas alcanza un ritmo imposible de seguir.
Tan impresionante que se te olvidará la absoluta locura que es (algo parecido pasa en toda la película).

Podría parecer que todo eso viene a cambio de un precio pero, como digo, el nivel de entrega de Hunnam y Law es tal, que arrastran toda la historia en la fiereza de su lucha por el trono, a la vez que se traza un interesante paralelismo entre ambos.
"El equilibrio debe ser preservado" gorgotea la criatura que guarda Vortigern en las profundidades de su castillo, y nada mejor que un Law dispuesto a cualquier extremo (repito, cualquiera) para seguir preservando el temor que inspira a las masas, mientras Arturo se dirige a él como fuerza de justicia para reinstaurar su derecho natural, espada fulgurante en ristre, ganándose su leyenda.

Así que sí, a este Arturo no le has visto antes, y desde luego puedes tardar en olvidarlo.
¿Y en serio a nadie le gusta que le cuenten una historia de siempre, como si nunca la hubiera escuchado?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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