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España España · Madrid
Voto de Charles:
9
Drama La película consta de nueve tramas paralelas ambientadas en el Valle de San Fernando, en Los Ángeles: un niño prodigio, el presentador de un concurso de televisión, un ex-niño prodigio, un moribundo, su hijo perdido, la mujer y el enfermero del moribundo. Son historias aparentemente independientes, pero que guardan entre sí una extraña relación. (FILMAFFINITY)
15 de enero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es tan difícil describir 'Magnolia'.
Al principio parece que no cuenta "nada".
Personas preparando sus rutinas, yendo a sus trabajos, hablando de sus preocupaciones, memorizando sus discursos... compitiendo por lo bajo, tomando decisiones, atreviéndose a hacer lo inesperado, dejándose llevar por el dolor, arrepintiéndose de los errores... buscando una sola respuesta, agarrándose a lo poco que tienen, despidiéndose de lo que aman, sufriendo por lo que callan, explotando de rabia contra lo que soportan...
Y de repente te mete hasta el cuello en un inabarcable panorama humano, doliente e imborrable, de lo que antes era pura "nada".

Somos capaces de predecir el clima que hará durante el día, y sin embargo la condición humana sigue siendo un misterio, por mucho que creamos conocer sus caprichosos desvíos.
Ahí está nada más empezar: "será un día nublado, con tal temperatura".
Pero otras cosas igual de planificadas dejan caer primera pieza de su dominó particular, a veces sin que nos demos cuenta. Una entrevista cualquiera de promoción no es problema para el semental Frank Maggey, de igual manera que una llamada vecinal al policía Jim Kurring no puede ser peor que el típico caso de violencia doméstica.
Todo está pensado, todo ya lo hemos pasado, aunque sea lo de siempre y a la vez no sea lo mismo. Incluso las discusiones y rabias del momento se esfumarán en lo que no deja de ser la materia de todos los días.
El olvido siempre llega, otra mañana también, y nadie prestará atención a nuestra frágil, anónima, historia personal.

El clima sigue establecido, pero las personas a las que afecta no lo están.
Muchas veces el inicio de algo puede ser el enfrentamiento con una dolorosa verdad, pero otras veces es la hastiada repetición la que nos desgasta, hasta el hueso, hasta que un esqueleto de persona se atreve a gritar "¡basta ya!".
Linda, adicta a los fármacos que hasta ahora la hacían olvidar, se permite un leve momento de claridad para entonar ese grito. Qué coño os pasa, qué coño estáis murmurando, por qué coño no me dejáis vivir mi puta vida en paz como si no lo mereciera joder; es todo lo que dice, y casi nadie le puede quitar la razón.
Donnie Smith, ex-niño prodigio, no lo grita, pero lo esconde a plena vista, atreviéndose a salir con sus miedos asomando, por primera vez consciente de lo que siempre ha estado deseando. Muchas veces, la diferencia entre un valiente y un cobarde viene dada solo por lo que queda por perder.

Todo está cambiando bajo el puto clima, y él sigue igual.
A veces solo basta un momento, uno solo, para atreverse a salir del molde, simplemente porque las correas que te sujetaban han dejado demasiada marca. Y a lo mejor quieres volver a ponértelas, volver a sentir su fuerte pero segura resistencia, solo porque los demás te preguntan por qué te las has quitado.
A Stanley le sucede eso mismo, pero encima se enfrenta a las burlas de los mayores, que disfrazan su desesperado acto de rebeldía con el bufonesco disfraz de un berrinche infantil, como si tomárselo en serio pudiera tirar sus respetables fachadas abajo. A veces, no da la puta gana aguantar un puto segundo más, joder.
Es lo mismo que piensa Claudia bajo el recuerdo de un mal padre y una vida tirada al retrete minuto a minuto, raya tras raya: no quiero aguantar un segundo más exponiendo mis debilidades a los demás, para que las juzguen sin comprenderlas.
Hundirse en las propias decepciones no nos hará populares, pero desde luego nos hará libres.

La predicción del clima nunca parece acabarse, mientras otras cosas lo hacen cada día.
Se acaban deseos de cariño y amor, sepultados en arrugas que comprenden que es demasiado tarde, obligadas a permanecer impasibles ante el vago discurrir de sus anónimas vidas.
Jimmy Gator apenas parpadea presentando un programa infantil, hace los mismos chistes, desliza los mismos comentarios... como si fuera el maniquí vacío de un entusiasmo que murió con sus vicios inconfesables.
Y Earl Partridge, hundido en las sábanas de su cama, trata de alcanzar todos los recuerdos que se alejan, que no encuentran sitio y que cada minuto son robados de su lado por la misma mano misteriosa que nos asegura el arrepentimiento por todo lo que hemos conocido.

'Magnolia' no centra su historia, y a la vez si lo hace.
Parchea trozos de vida, vivencias desgarradas, las apretuja, las revuelve, las escupe y luego te hace reír a lágrimas por esas putas ironías de que dos amantes no se puedan ver más aunque estén a una puerta de distancia, o de que seamos tan idiotas como para buscar cariño lejos de quienes nos quieren.
Es así, es eso, la vida, esta puta vida que no se acaba, que no es corta, es siempre más larga, más larga y al final nunca nos deja tiempo para nada, maldita sea.

Quiero maldecirla con rabia, por todo lo que da, por todo lo que quita... y al final, hasta el clima cambia.
Nada es seguro ya.
Arrepiéntete de todo, deja al amor que te duela, perdona aunque lo sufras, y sonríe si te dan motivos.
Pero vive esta puta vida.
Charles
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