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España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Drama Nelly Lenz, una alemana judía superviviente de Auschwitz, regresa a su Berlín natal con la cara desfigurada y acompañada por su gran amiga Lene Winter, de la Agencia Judía. Nelly pide a un eminente cirujano que le reconstruya el rostro para que sea lo más parecida a como era antes. Recuperada de la operación empieza a buscar a su marido Johnny, un pianista. Pero el reencuentro no es lo que ella esperaba. (FILMAFFINITY)
13 de julio de 2017
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Estamos en la misma página en blanco que Nelly cuando comienza su relato.
No sabemos de donde viene, qué le pasó, quién la conocía... ni siquiera parece tenerlo claro ella misma.
La misma venda blanca que le sirve de reparador refugio contra preguntas inquisitivas también es ausencia de una identidad que se le robó, pasada la locura e intolerancia de otra gran guerra.

'Phoenix', de hecho, no busca ser la recuperación de una normalidad que ya no es posible, sino la exploración de lo que queda una vez destruida esa normalidad.
Supervivientes ocultos bajo una coraza de indiferencia, modestas diversiones cabareteras, constantes alusiones a "cómo eran las cosas antes", jalonan el camino de Nelly para reunirse de nuevo con su marido Johnny, lo único que le queda de su antigua vida.
Parece una meta noble, algo bueno que perseguir, distinto, puede que liberador. Quizá todo puede ser lo que era antes.

No sólo eso es mentira, sino que Johnny ha mutado en un extraño, Johannes, que mira su cara sin reconocer sus ojos, y oye su voz sin buscarla por un solo segundo.
Pero no sólo eso, sino que además le propone hacerse pasar su antigua esposa, con ánimo de poder cobrar una herencia no reclamada.
El confuso dolor de su ignorancia parece ganar partido a contarlo todo en la cabeza de Nelly... hasta que prefiere una jaula de ensayarse a si misma donde, por lo menos, pueda seguir agarrándose a algo de lo que ella fue.

Recuperando trozos de su personalidad y su apariencia, Nelly exhuma el cadáver de un país que se ha visto obligado a perdonar: a sus verdugos, a sus traidores, a sus inocentes que solo seguían órdenes.
Perdonar para poder volver a casa, a una casa que ya apenas existe, esgrimiendo una sonrisa quebrada y falsa, a amigos y familiares que soportaron en la felicidad e ignoraron en el dolor.
Y aún con todo, ahí sigue el doloroso absurdo de que los más desfavorecidos tengan que ignorar también, todo por la última gota de una felicidad que no se supo lo frágil que era hasta que se puso a prueba. Es imposible no querer más a los muertos, que callan y aceptan, frente a unos vivos que juzgan y olvidan, como dice la amiga de Nelly.

El renacimiento de unas cenizas así quema a cualquiera.
Pero lo mejor que hay en la valentía de renacer es que rara vez se mira atrás, sino es para despedirse de una identidad que, en el fondo, siempre quiso mal.

Nelly se pasa todo su relato buscando el último pedazo suyo... y lo mejor es que, cuando lo encuentra, se da cuenta de que nunca lo ha necesitado para ser ella misma, sino para ser la que otros querían que fuera.
Una mujer que, sin ninguna duda, puede quedarse enterrada, en las ruinas de ese país al que ya no debe nada.
Charles
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