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España España · Madrid
Voto de Charles:
5
Bélico. Thriller Año 1942. Dos checos saltan en paracaídas cerca de Praga con la orden de atentar contra el líder nazi Reinhard Heidrich, General de las SS y conocido como "el carnicero de Praga". Basada en la historia de la Operación Antropoide, la misión de la Segunda Guerra Mundial para asesinar a Heidrich, tercero en la línea de mando y artífice intelectual de la Solución Final. (FILMAFFINITY)
19 de octubre de 2016
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
En general, pocas veces se logra pasar de lo superficial en una película histórica que adapta un hecho concreto, simplemente porque al director de turno le interesa más un drama inocuo que pueda quedar bien para la temporada de premios (el principal mercado de este tipo de películas) que una verdadera historia donde se palpen emociones crudas y sin adulterar.
Por lo tanto, muchísimas películas históricas están condenadas a ser mera recopilación de situaciones, y muy pocas, las que tienen la valentía de intentarlo, son las que consiguen salirse de esa clasificación.
A favor de 'Operación Anthropoid', hay que decir que lo intenta, aunque eso no le baste del todo.

Tras una breve y solemne introducción del contexto checoslovaco en 1941, pronto pasamos al punto de vista de Jan y Josef, dos espías paracaidistas con una importante misión, que se ven sorprendidos en medio de la estepa por un cazador.
Sin embargo, lejos de delatarles, el cazador les lleva a su casa y les trata con la amabilidad que se supone de unos luchadores por la libertad... hasta que de repente deja de ser así.
Una manera muy efectiva de contarnos con pocas palabras dos cosas: que los checoslovacos dieron primero su patria y luego su lealtad, y que los dos aliados se encuentran en una asfixiante caza de brujas que en cualquier momento puede condenarles.

Su misión, matar al "tercer hombre más importante para el régimen nazi", Reinhard Heydrich, les convierte en proscritos a ojos de todos, y pronto queda claro que cada uno elige tomarse esa circunstancia a su manera: mientras que Jan piensa en algún tipo de consecuencias tras el conflicto, Josef solo tiene ojos para la preparación de la operación, sin esperar ningún tipo de supervivencia.
Es una diferencia pequeña pero clave, que se va dejando patente en pequeños gestos y miradas, algún que otro reproche, o distintas formas de proceder. No ayuda a eso la asignación de dos muchachas, Marie y Lenka, a ambos para no levantar sospechas por salir solos a una calle plagada de movimientos extraños y posibles traidores: Jan elige intimar con Marie, quizá como consuelo común por estar viviendo una situación insoportable, mientras que Josef mira con fría pasividad a Lenka, no viendo más que un instrumento para sus deberes.
Se enfrentan así dos comportamientos inevitables en un conflicto, como son algún tipo de idealismo romántico que cree que las cosas serán mejores, y un cínico determinismo que no admite errores o distracciones, los dos habitando en los dos compañeros, y alimentando el fuego de su existencia. Pocas cosas te incitan a vivir en una ciudad donde cualquier mirada puede ser tu inmediata condena: la promesa de un matrimonio incierto, la foto casual de una mujer bonita... Jan y Josef no son tan distintos, pero se impiden ser como el otro para impedirse perderlo todo.

Hasta ese momento, afortunadamente, las charlas tácticas y los preparativos están de más, porque conectamos con dos personas que viven una determinada época. Que nos llega porque comprendemos lo que están experimentando.
Por eso es triste que la historia pierda foco al realizarse el atentado en sí, y pase a ser lenta deriva hacia un final insatisfactorio: porque por el camino hemos perdido los ardientes ideales que movían a dos guerrilleros contra un régimen cruel e injusto, y las personas que movían esos ideales.
Al final, se convierte en un documental ficcionado, que parece hueco en sus sacrificios y brutalidades (un pueblo entero es exterminado y apenas se nos mueve un pelo).

No deja de ser un trozo de Historia, bien contado.
Pero apuntaba más alto, a ser una historia con minúsculas, de esas que a veces nos pasan desapercibidas entre grandes titulares, y que son las que merece la pena contarse.
Charles
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