Difícilmente digerible el pastelito, porque aquí no hay pastelería ni pasteles. En un pequeño puesto callejero un cocinero trabaja, sudoroso, de sol a sol fabricando un único pastel consistente en una tortita rellena de judías dulces prefabricadas. Un bonito día se acerca al puesto una anciana, con una ancestral receta de An, pidiendo trabajo. Tras los prejuicios iniciales, el cocinero decide contratar a la viejita y lo que empieza con un gran auge en el negocio, continúa de forma menos afortunada cuando sale a la luz un secreto de la anciana. Aunque quisiera no podría contarles el final, ya que el aburrimiento me hizo abandonar la sala antes de el "the end". Estética agradable y aburrida, aburrida y aburrida.