Tony Scott rueda con su tan característico estilo otra cinta más que buena. En esta ocasión, seguimos las aventuras de la atractiva cazarrecompensas Domino, interpretada por Keira Knightley, y sus dos socios, uno de ellos la leyenda Mickey Rourke.
Nacidos para el conflicto, este pacifico estilo de vida que llevamos puede ser insoportable para algunos de nosotros, ávidos de aventuras, peleas y atardeceres. Esto le ocurre a nuestra protagonista, hastiada de todo comienza a buscar un medio en que poder experimentar sensaciones, y pronto se une a unos cazarrecompensas con los que formara el dream team de la persecución y encarcelamiento de fugitivos. Metidos en un buen embrollo, por fin nuestra chica podrá aportar un sentido heroico a su vida, cumpliendo sus tempranos sueños religiosos en esta tierra sin Dios.
El estilo de Tony Scott vuelve a dar lugar a una cinta mucho mejor de lo que podría parecer sobre el papel, pues su frenético montaje da lugar a una especie de sensación de nerviosismo y paranoia que domina y cabalga el ritmo narrativo, mutándolo en una especie de video ensayo documental sobre la fama y el respeto, sobre la demencia y la caída. La fotografía, las gamas cromáticos, los planos, todo apunta a una misma dirección, la sensación de que la vida no es mas que un sueño.
Puro cine de autor.