Más parece un documental que otra cosa, aunque más frio de lo normal. Al menos en los documentales se profundiza más en los personajes, hay más emoción o sentimientos, en definitiva se toca más la fibra sensible del espectador. Quizás aquí el director ha optado por una realización distante que pueda reflejar la falta de calidez propia de la misma prostitución, en general, y en la de lujo también, aunque en ésta una parte de teatralidad parezca indicar lo contrario; se trata de un cierto auto-engaño que se resume en la frase de la mítica “Johnny Guitar”: “Dime que me quieres aunque sea mentira”. Más que sexo nos habla de las relaciones entre hombre-mujer, de la comunicación y sus dificultades, de las frustraciones por falsas esperanzas, de la soledad... pero eso ya se ha visto muchas veces y con más profundidad.

Me encanta el rostro intrigante de Sasha, su mirada con ese ojo más rasgado que el otro y su sonrisa entre tierna y sexi; un bomboncito cuya sola presencia casi justifica este intento fallido de Soderbergh.