Hilarante pero desparramada, graciosa pero irregular. Puede que el mismo contexto de la historia de "Gato negro, gato blanco" (1998) de Emir Kusturica, sea una propia disculpa de los yerros que pudieran aparecer en esta cinta, muy de su estilo y con peculiaridades por donde se mire.

Con una musicalización de lujo, toda la gama de personalidades excéntricas pero a la vez con sueños, tradiciones y una serie de ritos particulares inundan el film colmándolo de extremo a extremo, sin rayar mucho en la lógica ni lo cotidiano para el resto de los mortales. Se trata de un mundo casi de fantasía, aparte, propio.

Una contra puede ser su duración, donde al menos le sobra media hora. Ese lapso le hubiera otorgado aún más ritmo al cuento pero tras el final, es también algo incoherente criticar a esos minutos que nos hicieron queribles a ese seres en medio de tanto cachibache.

Si bien el humor prima, detrás también hay una realidad que recuerda la de la metáfora del pez grande que se come al pequeño. Donde hay falta de escrúpulos por un lado (curiosamente en los afanes más propios de occidente) pero por otro, en lo más campesino, con ritos, riqueza propia y felicidad pura y sencilla. Una interesante analogía en medio de la música, preciosa y heroicamente interpretada en múltiples formas de cada cuadro.

Por último, una mención destacada merecen las actuaciones sencillas pero convincentes y los hilos conductores aportados por Kusturica, peculiares pero con fondo. Si sólo hubiera sido algo menos larga, le daría el máximo, pero ese aspecto así como otros detalles le restan interés para muchos, a mí en lo particular me pareció una de las buenas, para recomendar.

Recomendación:
Buena. Kusturica le dibuja una sonrisa a quienes la merecen.

=Cité de Lord Buyinski= www.buyinski.wordpress.com