A esa puntuación habría quizás que objetarle algo y es que parte de doce puntos. La valoración sin embargo es sobre 10, así que esos dos semipuntos (vamos a llamarlo así) se debe a que mi objetividad es nula sobre esta película y sobretodo porqué las pretensiones son las adecuadas para dar un visionado a la peli. Pero mi objetividad es nula básicamente por el hecho de que me adentro en esta historia y me dejo llevar con facilidad, me sumerjo en un mundo fantástico por un tiempo sin importarme la calidad de lo que esté viendo, importándome más la evasión y el disfrute instantáneo que la elaboración de la historia. Me da igual que no sea una obra maestra. Si, aunque la película no se queda lejos. Los efectos especiales son impresionantes para la época. Los hay a mansalva y diría que por ser un film de escasa duración no llegan a saturar al espectador, estos, se condimentan muy bien con una atmósfera bastante sugestiva. A estos ingrediente le añadimos un Robin Williams que está en su salsa, haciendo lo que mejor sabe hacer, actuar para comedias aventureras sin muchas pretensiones como la que nos ocupa. Además por si cabe poco, aderezamos todo esto con unas gotas de sentimentalismo que no podían faltar en este estilo de películas. Para que no nos quede un sabor agridulce lo mezclamos con unas gotas de comedia. Sale un juego en el que todo el mundo que se adentré no querrá salir pese eso sí, no alejarse de fórmulas convencionales, aún así que disfrutemos con la historia por su originalidad en el guión y elaboración merece ser aplaudido. Láncese a la aventura si aún no la ha visto. No se arrepentirá.