Guarda este trabajo de John Singleton muchas similitudes con otro de sus más famosos títulos ("Los chicos del barrio").
En esta ocasión, la visión es mucho más plural, con un reparto coral lleno de personajes interesantes con muy diferentes circunstancias y problemas, tan solo unidos por los estudios en esta Universidad.
No hay lugar para las figuras paternas. En Estados Unidos los jóvenes se suelen emancipar muy pronto y en el caso de los universitarios, normalmente se desplazan a otras ciudades. Así que nada de discursos familiares ni volver a la protección de la casa paterna. Aquí todos se tienen que defender como pueden de un mundo lleno de hostilidad.
Quizás el pesimismo social de Singleton puede parecer exagerado, pero no hay más que ver las noticias para ver que el mundo no es un lugar plácido. Y esta Universidad que nos muestra no deja de ser un microcosmos variado, reflejo del sistema occidental de "valores", si es que eso no es una mera contradicción. Por supuesto, no falta el tema tan escabroso y duro de la libertad comercial de armas en la autoproclamada tierra de la libertad. Desde luego Singleton no se corta un pelo a la hora de criticar a su propio país.
La película no tiene un hilo argumental central claro, sino que se basa en las vivencias de cada personaje, que no siempre se cruzan o se relacionan entre ellos. Y todas las historias me gustan y me resultan interesantes, sobre todo porque cuenta con un elenco de actores bastante solvente. Laurence Fishburne aparece como cabeza de cartel, pero diría que nadie tiene un mayor protagonismo que los demás.
Es una película francamente buena y que nos hace pensar sobre muchos temas a nivel político y social, como suele suceder en la filmografía de este director recientemente fallecido cuando he escrito esta reseña.