George Romero parece que no ha hecho mucho en el cine aparte de sus películas de muertos vivientes. De hecho, es el creador de esas criaturas de género propio en el terror. Y ese es su gran mérito, pero ¿es un gran director? Definitivamente, no.
En este diario, los zombies son una excusa para criticar la sociedad actual, en la que importa más grabar lo que pasa con una cámara que salvar la vida de los demás.
Esto da pie a que se use mucho (aunque no toda es así) el sistema de cámara subjetiva. Pero en este caso no se aprovecha ese recurso para causar terror. De hecho, esta película no da miedo ninguno. En todo caso tiene algunos momentos de gore que gustarán a los seguidores de Romero.
Hay pizcas de humor, incluso, que no viene a cuento y que tampoco hace demasiada gracia, sin llegar a ser de vergüenza ajena.
Está entretenida pero está muy lejos del nivel de los grandes ejemplos del género zombie. Se nota que no tiene demasiado presupuesto. Además, el reparto es desconocido y por supuesto no hay ninguna actuación que merezca la pena.
Tal vez el mensaje de crítica social sea lo mejor, aparte de algunas muertes muy bien conseguidas.
Con todo, está infinitamente mejor que los otros dos bodrios recientes de Romero ("La tierra" y "La supervivencia"). La segunda de las mencionadas tiene un cruce con ésta, por cierto.
Simplemente, solo la recomendaría a los fans de los revividos, porque no tiene mucha chicha, a pesar de lo cual a mí me ha gustado.