No todos los superhéroes de cómic son siempre muy famosos ni proceden de Marvel o DC.
Entre el éxito del Batman de Tim Burton y la llegada de Spider-man, surgieron algunos títulos de andar por casa en los 90, con héroes muy desconocidos como este, cuya ambientación me recuerda un poquillo al "Dick Tracy" de Warren Beatty.
Los efectos especiales no son demasiado malos pero les faltaría un hervor, y eso que a estas alturas ya habíamos conocido al "T-1000".
El protagonista no tiene el origen ni el camino habitual de otros. Le vemos desgreñado al principio, y luego en la primera escena del bar se parece al mismísimo James Bond, aunque con poderes jedi, eso sí.
Las escenas de acción tienen momentos muy fantásticos, como el cuchillito de marras que rompe un poco la suspensión de incredulidad.
La trama es un poco infantil y de poca enjundia, pero es muy entretenida y cumple si un día no tenemos ganas de gastar muchas neuronas.
Sin un presupuesto descomunal ni un personaje muy conocido (será por lo caros que son los derechos de autor de los otros superhéroes, supongo), la película yo diría que no está mal, siendo un mero divertimento sin exigencias que mezcla elementos sobrenaturales en la Nueva York de los años 30 o 40.
Además, la banda sonora de Goldsmith me gusta. Y como curiosidad, se demuestra que el gran Ian McKellen ya hacía películas antes de ser Magneto.