Es inevitable acordarse del psicópata reincidente "puzzle" viendo esta película, aunque realmente se parece todavía más a videojuegos clásicos como los primeros "Resident evil" o cualquier aventura gráfica de resolver problemas.
Para empezar, da gusto que el grupo de víctimas no sean los típicos adolescentes descerebrados salidos que suelen pulular en estas producciones. Aquí tienen todos un mínimo de inteligencia, y desde luego mucha más personalidad que en los "slashers" de toda la vida.
La única actriz a la que conozco, que al mismo tiempo es la que mejor actúa, es la televisiva Deborah Ann Woll ("True blood" y "Daredevil"). La chica demuestra una vez más que es mucho más que una cara bonita, con un personaje fuerte y una buena interpretación.
La película es muchísimo más satisfactoria de lo que cabría esperar. Es muy entretenida. Los juegos son ingeniosos (salvo uno en concreto que recuerda a la española "La habitación de Fermat") y, como dice uno de los empollones jugadores, muy inmersivos. Los acertijos no son nada previsibles y amenizan mucho todo esto, además sin dar tiempo para respirar. Se nota un cierto esfuerzo por el guionista por ofrecer algo fresco y en cierto modo original. No adivinaremos por qué las trampas son mortales ni mucho menos el patrón común de los jugadores.
El film, en mi opinión, da mucho más de lo que promete y está bastante mejor de lo que me esperaba, habida cuenta del irregular nivel de calidad de este tipo de producciones. Por eso le inflo un poquito más la nota, para que le suba la media.
Ahora lo que hace falta es que no saquen diez secuelas que vayan cada vez a peor, que si les da la gana, puede ser.