Se ve que Seltzer no tuvo bastante con idear la llegada del anticristo en “La profecía”, y con esta serie nos trae una nueva visión del último libro de la Biblia.
Extraños acontecimientos se dan por el mundo mientras que el protagonista (un aceptable Bill Pullman) tiene que digerir la muerte de su hija en un ritual satánico.
El punto de partida es sin duda interesante. Estos temas del fin del mundo con perspectiva religiosa y la lucha entre fuerzas que desconocemos, siempre son muy atractivos.
Por otro lado, peca de la falta de presupuesto que suele haber en este tipo de miniseries televisivas ambiciosas, lo que suele traducirse principalmente en efectos especiales regulares. Por ejemplo, el milagro de la montaña del principio, que les ha quedado un poco ridículo. También se nota en el montaje de la caída del rayo.
Pero el argumento compensa ese fallo, y en solo seis capítulos de 40 minutos no se van por las ramas ni hay tiempo de que uno se aburra. Hay choque entre ciencia y fe, y se centra más en una inquietante conspiración satánica, que en desastres y catástrofes. Tanto las investigaciones de la monja buscando a ese misterioso bebé, como todo lo demás que va pasando a buen ritmo, me han llamado la atención hasta el final.
Eso sí, no consigue dar demasiado miedo, ni siquiera con lo bien que hace de malo Michael Massee.
Me ha parecido una serie muy entretenida.