El enésimo experimento o rareza cinematográfica de Steven Soderbergh consiste en una película de cine negro enmarcada en el Berlín posterior a la Segunda Guerra Mundial, rodada en blanco y negro a 4:3.
Es una rareza en el sentido de que está filmada como si se hubiera hecho en los años 40. No solamente por estar en blanco y negro sino también en la realización. Prácticamente todo el metraje me recuerda a Casablanca en montaje, fotografía, música.
Y en mi opinión, falla. Aunque se trate de un homenaje, creo que no hay excusa para hacer las cosas mejor en los tiempos que corren. Ver a George Clooney hablando en un coche con Tobey Maguire y ver detrás del coche un fondo de pantalla cutre anterior a los tiempos de Hitchcock queda bastante raro, y cutre, ¿por qué no decirlo?
La trama es de espionaje aunque no sea en la Guerra Fría, pues va de buscar a un antiguo nazi del que no se sabe su paradero y sobre quien gira un triángulo amoroso entre alemanes y americanos. Pero no hay mucha emoción ni giros como para que resulte medianamente interesante. Además, los personajes son muy fríos o directamente detestables, reflejo de un entorno amargo y hostil, pero que hace que no empaticemos fácilmente con nadie.
Es bastante aburrida y mediocre en general para ser moderna. Quiero decir que si realmente estuviera hecha en los años 40, que es lo que pretende parecer, tal vez se le podría elogiar un poco más por la falta de medios, pero siendo de 2006 es imperdonable.
Por cierto, me llama la atención la popularidad de George Clooney. Con este film me vuelve a demostrar que verdaderamente tiene poquísimas películas (se podrían contar con los dedos de una mano) que puedan ser consideradas objetivamente buenas, comerciales o que no sean rarezas. Sin embargo, es elogiado por la crítica y muy conocido por el gran público. Muy curioso el caso de este señor.