En un momento en que Stallone ya empezaba a tener una cierta edad, nos llegó esta película en la que el famoso héroe no tiene que enfrentarse a delincuentes, terroristas, rusos o vietnamitas, sino a las implacables fuerzas de la naturaleza.
Una misión de rescate a vida o muerte en un túnel a punto de inundarse.
El guion tiene giros y situaciones de tensión muy bien resueltas en pantalla. Al principio podría parecer que la historia no da para mucho, pero no es así.
No falta la galería de personajes heterogéneos que recuerda a la época dorada del cine de catástrofres. Personas muy distintas entre sí, que por azar tienen que colaborar para sobrevivir. Entre ellos cabe destacar la presencia de un joven Viggo Mortensen, que hace el típico papel de chulo egocéntrico que cree que a él no le puede pasar nada.
Stallone demuestra que siempre está en buena forma y que la edad no hace demasiada mella en él. De hecho, cuando salió esta película muchos pensábamos que posiblemente estaría a punto de retirarse. Aunque los años sucesivos no fueron buenos para él, al final resurgió de sus cenizas con el nuevo Rocky, y ya queda claro que este hombre solo dejará de dar caña cuando muera o está demasiado anciano para trabajar.
Los efectos especiales, con poco ordenador, son dignos de Hollywood. No se abusa de la infografía y se nota que se dejaron una buena pasta en decorados.
La banda sonora está también bastante bien.
Es una película muy palomitera de catástrofes, con Stallone y un buen argumento lleno de escenas de tensión. Para echar un buen rato.