Partimos de la típica distopía en un mundo donde las corporaciones lo dominan todo y ya no existen gobiernos, y hay por ahí un grupo de terroristas muy peligrosos.
Presenta atisbos de crítica social y económica, pero no lo tratan con profundidad (al menos en los primeros episodios) porque pronto nos vamos al “presente” de 2012.
La serie no se excede con la tecnología futurista. Solo vemos el traje de la protagonista, que es una pasada, y sus mejoras oculares. No hay un gran despliegue de efectos especiales, pero tampoco le hace mucha falta.
Mi primera impresión es que, a pesar de todas las apariencias, esta serie no deja de ser un mero y simple policíaco procedimental (de capítulos de investigación autoconclusivos), con tan solo algunos elementos muy simples de ciencia ficción para adornarla.
Pero la verdad es que las tramas de los episodios son atrayentes, y como no son largos (ni la serie en conjunto tampoco), se deja ver con facilidad. Aunque normalmente no me suele gustar ese genero (el de policías, que no el de viajes en el tiempo), añade suficientes elementos para estar por encima de la media, y que me parezca bastante aceptable.
Rachel Nichols interpreta al prototipo de mujer fuerte que tanto me gusta, pero también con personalidad y problemas personales (está atrapada en el tiempo y no puede ver a su familia), que conforman un personaje muy interesante.
Que Kiera tenga que colaborar con la policía sin desvelar la verdad mientras se comunica por radio con el "friki", es algo que también da mucho juego a esta producción, y le da también más interés para que no sea una serie policíaca más.
Los malos tienen siempre planes para causar problemas, y aunque no cuenten con cacharros del futuro, tienen más fuerza de lo normal y el objetivo de cambiar el pasado para mejorar su presente, que es nuestro futuro. Estos líos de tiempo siempre están muy bien.
La serie, por tanto, equilibra la ciencia ficción con el género policíaco de manera muy astuta, de forma muy entretenida y que no tiene los grandes defectos de las de policías (mediocridad, repetitividad, etc.) sin que hayan tenido tampoco que dejarse una millonada en efectos especiales.