En este drama familiar con leves toques de romanticismo, Mel Gibson hace un papel tan bueno (anticipándose al que le daría el Oscar tres años después) que solo por verle merece la pena la película.
No se centra la historia en el salto en el tiempo que experimenta el protagonista. Tampoco ocupa mucho tiempo la búsqueda de los científicos que le conocieron. Con esto, el componente de ciencia ficción es solamente una excusa para que veamos cómo este joven con el corazón roto trata de adaptarse a una nueva vida en un mundo donde parte de cero, sin trabajo y sin conocer absolutamente a nadie.
Así que no es ni más ni menos que un drama humano, con valores positivos y cierto toque de melancolía pero que no llega a ser "pasteloso" en su tono. De hecho, lo mejor es la relación de amistad que establece con un jovencísimo Elijah Wood (no es que sea muy joven, es que es un niño directamente) mucho antes de pasear el famoso anillo de la Tierra Media.
Como secundaria tenemos a Jamie Lee Curtis que siempre ha demostrado ser también una buena actriz.
Como digo, la película podría no haber sido nada del otro mundo, pero cuando su personaje principal sufre y siente, gracias al buen hacer de Mel Gibson, el espectador puede empatizar con él y engancharse por ver cómo termina esta historia, que tampoco dura mucho y por tanto no se hace pesada ni aburre.
Entretenida y recomendable.