Se trata de un thriller en el que una supuesta buena persona se integra en la vida de la familia del protagonista y que no es tan buena como parece.
Podría ser muy típica, como "La mano que mece la cuna", "Falsa identidad", "El buen hijo" y tantas otras. Al menos, Mark Pellington ofrece una perspectiva un poquito diferente del molde habitual del subgénero.
Seguimos los pasos del profesor interpretado por Jeff Bridges, el cual empieza a tener vagas sospechas de que su vecino miente en algunas cosas. Nunca vemos si realmente Oliver Lang (el genial Tim Robbins) es malo o no. La película nos lleva de la mano de las sospechas y la investigación de Bridges, y sabemos lo mismo que él (que no es mucho), lo cual favorece mucho a la historia al no tener el puzzle completo de lo que está pasando hasta el final.
Tiene por tanto todos los elementos necesarios para que un buen thriller funcione. A pesar de que su desarrollo es un poco lento (la historia de la mujer del FBI no era necesario explicarla tanto) y tiene escenas en las que parece (solo parece) que no pasa nada, consigue atrapar y desear saber cómo termina.
A esto hay que añadir unas más que decentes actuaciones de dos buenos actores. Tal vez Jeff Bridges nunca haya sido excelente, pero en esta película me parece que tiene momentos en los que se luce.
Lo malo es que le faltan escenas de más tensión (solo consigue ponerme nervioso la recta final) y también creo que dura un poquito más de la cuenta.