Es una película de terror en la que un punto kilométrico maldito es una puerta al mundo de los muertos. Los fantasmas pululan por doquier provocando muchos accidentes y muertes.
Como mucho es de serie B ó C. Se nota que el equipo de realización se esfuerza por conseguir una buena historia de terror con golpes de efecto y fantasmas que provocan sustos, sin llegar a conseguirlo por desgracia.
No tengo nada en contra del cine sudamericano, pero cuando no hay medios no se pueden hacer las cosas bien. Los efectos especiales son de andar por casa, los sustos se ven venir y la realización deja bastante que desear. Los actores también están especialmente mal y no imprimen credibilidad a sus papeles.
Además está el hecho de que, lógicamente, el film está grabado en español con acento mexicano, algo que no me gusta. La presencia, bastante testimonial, de Adrià Collado, no deja de ser un vil anzuelo para captar al público español. Verdaderamente la película es muchísimo más mexicana que española. Aunque no debería ser así esto predispone negativamente al público, pero desgraciadamente en este caso es con razón.
Lo único que se salva es el guión, que mantiene el interés hasta el final a pesar de lo mal hecha que está.