Primera película en color del maestro Roman Polanski. Absurda comedia de terror con inteligentes gags y diálogos memorables que la hacen enormemente divertida.

Roman Polanski, con apenas 35 años, dirige una de sus películas más míticas. El gusto del cineasta por los detalles es infinito y eso aquí constituye un éxito gigantestco, pues es en el detalle donde está la película. Fantástica ambientación y cuidados personajes los que dispone Polanski. El colorido choca con lo visto hasta ese momento en películas de vampiros (por cierto, la palabra vampiro no se dice en toda la película), con azules y verdes vivos que se alejan de la habitual ambientación sombría en la que el rojo es el único color que da contaste en imágen. Buen guión de Gérard Brach y del propio Polanski, con una estructura similar a la de la novela de Bram Stoker, aunque no tenga nada en común en cuanto a desarrollo ni a resolución, ya que, como he dicho, la película vive de los detalles y carga gran parte del peso en los personajes.

Jack MacGowran está a un nivel fantástico. El irlandés desarrolló gran parte de su carrera en el teatro y eso se ve reflejado en su interpretación, que se parece en muchas cosas a clásicos como Chaplin, Cantinflas o Los hermanos Marx. El propio Roman Polanski comparte protagonismo con MacGowran y parece aprender mucho de su "mentor" (un MacGowran que, aunque no lo parezca, tenía menos de 50 años). Polanski está genial y sabe plasmar en pantalla la esencia de "su" película. La sensual Sharon Tate hace poco más que desfilar arriba y abajo con asombrosa sensualidad y exagerado escote. Aunque es el desencadenante del segundo acto y de la película a grandes rasgos, en ocasiones parece sobrar en pantalla y, si bien tiene actuaciones grandiosas en su corta filmografía (recordemos que se casó con Polanski un año después de esta película y murió asesinada otro año después por Charles Manson y su "familia"), esta no es su mejor labor. Buen trabajo el de Ferdy Mayne, aunque cumpliendo y poco más, dejando la sensación de que su personaje no crece con su interpretación.

Resumiendo, que es gerundio: El baile de los vampiros no es, ni de lejos, la mejor película de uno de los mejores directores de los últimos tiempos, pero es fiel reflejo de sentido del humor de la época y del propio Polanski. Divertida hasta decir basta y llena de situaciones legendarias, El baile de los vampiros es una película que cualquier aficionado al cine debería ver.