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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
9
Drama Eddie Felson (Newman) es un joven arrogante y amoral que frecuenta con éxito las salas de billar. Decidido a ser proclamado el mejor, busca al Gordo de Minnesota (Gleason), un legendario campeón de billar. Cuando, por fin, consigue enfrentarse con él, su falta de seguridad le hace fracasar. El amor de una solitaria mujer (Laurie) podría ayudarlo a abandonar esa clase de vida, pero Eddie no descansará hasta vencer al campeón sin ... [+]
6 de febrero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El buscavidas es uno de los mayores clásicos del cine de los 60 y cuenta, sin duda, con una de las mejores interpretaciones de la década. Adapta la novela de Walter Tevis haciendo un uso perfecto del diccionario literatura-cinematografía.

Robert Rossen dirige la que es, seguramente, su mejor película. El director neoyorquino de ascendencia judía hace una labor tan impecable en El buscavidas que por momentos parece imperceptible. Cuando la historia se mueve, vive y deja que vivas en ella, es que el director ha conseguido conseguirte el mejor asiento en cada momento y eso es algo que Rossen logra con un apabullante conocimiento del material que tiene entre manos. Las largas escenas que nos regala el director calan de una forma desgarradora, ofreciendo en ellas discursos sobre el billar, el autocontrol (o el descontrol) o el whisky, elementos que sirven para ir trazando la majestuosa línea que describe a su personaje principal. Los secundarios, aunque encorsetados (el cine clásico tenía muy definidos sus roles, normalmente), también aportan luz sobre el oscuro camino entre el éxito supremo y la miserable autocomplacencia del protagonista. Por otro lado, tenemos un apartado visual impecable, totalmente limpio incluso cuando nada en la inmundicia.

Paul Newman ofrece en El buscavidas uno de sus papeles más legendarios, lo que es decir mucho. La historia ha dejado grandísimos intérpretes, pero algunos en concreto han tenido una seña de identidad que me encanta: ser el personaje incluso cuando el propio papel no lo requiere de manera imperativa. Newman, en El buscavidas, es uno de los grandes ejemplos de lo que menciono. Los secundarios están encabezados por Piper Laurie, que hace una tarea complicada como la de jugar con un personaje que mezcla una fuerza inhumana y una debilidad infantil. El resultado es fabuloso. Jackie Gleason no tiene demasiado trabajo más allá de golpear las bolas y echar unas miradas a su "apoderado", pero es evidente que con un vistazo al guion tuvo suficiente para saber qué debía transmitir. George C. Scott, uno de los grandes secundarios de todos los tiempos (y gran protagonista cuando debía serlo) interpreta a un personaje que representa el alma de la película: codicia, avaricia, falta total de empatía, escrúpulos inexistentes y egoísmo puro y duro, al fin y al cabo; representa la parte más podrida de Estados Unidos y lo hace a un nivel supremo.

Resumiendo: El buscavidas es, probablemente, la mejor película rodada jamás sobre cualquier juego. El motivo es bien sencillo: las mesas de billas son un mero escenario sobre los que un fabuloso reparto sube a bailar y un coordinadísimo trabajo de guion y dirección edifica una historia de una intensidad arrebatadora.
Grijander
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