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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
5
Terror. Thriller. Intriga Hace tiempo que un asesinato dejó huérfanos a dos niños. Las autoridades culparon al hermano, pero la hermana creció creyendo que el verdadero culpable había sido un antiguo espejo maldito. Ahora, completamente rehabilitado y con veinte años cumplidos, el hermano está listo para empezar de nuevo, pero la hermana está decidida a demostrar que fue el espejo lo que destrozó a su familia. (FILMAFFINITY)
18 de abril de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oculus: El espejo del mal es una película de terror de esas que te dejan un poco con el cuerpo raro, con la sensación de un mal rollo que no sabes bien si viene por el qué se te ha contado o por el cómo. Y, de hecho, no sabes si el "qué" es suficiente o si el "cómo" es eficiente.

Mike Flanagan dirige su segundo largometraje y su trabajo resulta bastante difícil de describir. Por una parte, hay que elogiar su gran capacidad para que el espectador apriete el culo a un nivel como para cascar nueves, pero por otro lado hay que preguntarse si la historia es la que trae consigo las escenas más potentes o si son esas escenas las que nacen y obligan a crear a su alrededor una historia que, en realidad, no se sostiene demasiado y cae constantemente en un mar de situaciones forzadas. Flanagan tiene pericia para preparar al espectador, aunque peca de inexperiencia cuando abusa de los planos cortos antes de soltar uno de los sobresaltos que tiene bajo la manga. Demuestra que casi su única arma para el terror visual es la de dejar fuera de plano aquello que tiene que asustar. A partir de ahí, hay que preguntarse si el miedo que pueda producir Oculus es por su atmósfera o es porque, en realidad, el nivel de adrenalina ha subido bastante en ocasiones puntuales. Yo, personalmente, me decanto más por la segunda opción en vista de que el conjunto de la película me resulta muy forzado y tan pretendidamente confuso que acaba por convertirse en una vía de escape para el director que, no obstante, no resulta ser una puerta de entrada para el espectador. Flanagan se facilita las cosas a sí mismo tanto que acaba olvidando que la historia que está contando necesita un mínimo de coherencia narrativa que no se ampare en los flashbacks, las alucinaciones y las perspectivas.

Karen Gillan y Brenton Thwaiter protagonizan la película. Gillan seduce, pero no enamora. Seduce por ella misma y por el concepto que se nos da de su personaje, pero en cuanto empieza a disfrutar demasiado de su trabajo produce que el espectador no acabe de sentirse cómodo con ella. Thwaites, por su parte, tiene la capacidad infinita de co-protagonizar la película sin que nos enteremos muy bien de si está ahí y, si está, de si se siente asustado, o curioso, o angustiado... o vivo, porque con tal acartonamiento resulta difícil vaticinar algo respecto a sus constantes vitales. Katee Sackhoff hace un buen trabajo y, por el contrario, Rory Cochrane desempeña su labor más cuestionable de cuantas he podido ver. La joven Annalise Basso es, para mí, la mejor de la película. El reparto lo cierra el pequeño Garrett Ryan Ewald con acierto.

Resumiendo: Oculus es un buen ejercicio de terror que pasa olímpicamente del sentido común en favor de una experiencia amparada en el desconocimiento y la oscuridad. Con claras influencias de algunos clásicos, tiene su nota distintiva y pone su sello propio para acabar resultando un producto aceptable con tintes de buen cine de terror.
Grijander
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