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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
7
Drama Durante los duros años de la posguerra, en una zona rural de Cataluña, un niño llamado Andreu, cuya familia pertenece al bando de los perdedores, encuentra un día en el bosque los cadáveres de un hombre y su hijo. Las autoridades sospechan de su padre, pero Andreu intentará encontrar al culpable. En estas circunstancias, se produce en Andreu el despertar de una conciencia moral que se opone a la mentira como instrumento del mundo de los adultos. (FILMAFFINITY) [+]
10 de abril de 2011
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pa negre es una de las películas españolas que más han triunfado en los últimos años y además, de manera muy merecida... en algunos aspectos, ya que por momentos se ve desbordada por su propia creación.

Agustí Villaronga no es un novato ni alguien que necesite demostrar que tiene talento. El balear adapta la novela de Emili Teixidor (no puedo valorar la adaptación porque no la he leído) y patina en un par de aspectos: el primero de ellos es el irregular desarrollo, con ratos flojos y sin demasiado que decir y otros en los que su propia película puede con él por acumulación de elementos y el segundo fallo es que, al igual que algunos actores sobreactuan, aquí Villaronga "sobredirige", buscando tanto una atmósfera perfecta que en ocasiones parece demasiado artificial. Pero eso pasa (casi) desapercibido por la perfección en el diseño de los personajes y por unos cuantos planos simplemente magistrales. Villaronga consigue una película densa y que cuenta lo que quiere contar sin recurrir a excesivos topicazos. Su acierto más grande es, a mi gusto, la moral múltiple que evidencia la película y que deja incómodo al espectador, tanto al que la ve unicamente como película como a quien quiera ver una obra partidista.

Lo de Francesc Colomer es alucinante. El chico demuestra un aplomo delante de las cámaras que para sí quisieran muchos actores veteranos. La fuerza que imprime al personaje solo puede nacer de alguien con un don especial para. Su papel sería imposible para gran cantidad de actores contrastados, y cuando eso puede decirse de un niño, es que hay algo en él que funciona de maravilla. Marina Comas está a un altísimo nivel también, construyendo un personaje incómodo con muchos matices que, si bien sale perdiendo en el pulso por la magistral clase de Colomer, podría eclipsar a casi cualquier otro con quien compartiera plano. Nora Navas y Roger Casamajor se salen también, en dos papeles muy similares en fondo aunque distintos en el envase, pero que comparten la lucha interior, con lo que el mérito de ambos consiste, entre otras muchas cosas, en presentárnoslos de manera tan diferente. No es posible mencionarlos a todos, porque sería injusto dejarse a alguien, pero no destacar también a Sergi López, sería un insulto a su potente interpretación, que no deja tranquilo a nadie.

Resumiendo, que es gerundio: la potencia de las interpretaciones y de la historia construyen una película que se mete dentro del espectador. El único problema es que peca en algún momento de pretenciosa y por la poco acertada distribución de minutos en determinadas escenas. Tantos giros en tan poco tiempo son un arma de doble filo: por un lado, el espectador queda fascinado con el cúmulo de sensaciones, pero por otro, el hecho de que dichas sensaciones sean tan contradictorias, hace que el impacto de los giros sea menor de lo que sería en la realidad.
Grijander
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